El conservador Viktor Orban, espera renovar mañana su mandato en Hungría

  • Hungría celebra mañana unas elecciones parlamentarias en las que el primer ministro, el conservador nacionalista Viktor Orbán, aspira a renovar su mayoría absoluta que en los últimos cuatro años le permitió llevar adelante una serie de controvertidas reformas.

Marcelo Nagy

Budapest, 5 abr.- Hungría celebra mañana unas elecciones parlamentarias en las que el primer ministro, el conservador nacionalista Viktor Orbán, aspira a renovar su mayoría absoluta que en los últimos cuatro años le permitió llevar adelante una serie de controvertidas reformas.

Las últimas encuestas señalan que el gobernante partido Fidesz podría acercarse a los resultados obtenidos en 2010 cuando arrasó con más del 50 % de los votos, lo que le dio una mayoría de dos tercios en el Parlamento de Budapest.

La oposición de la izquierda, que se presenta con una coalición de cinco partidos, liderada por los socialistas, no acaba de movilizar a los indecisos y corre peligro de ser incluso alcanzados por los extremistas del partido Jobbik.

La última encuesta, publicada hoy por el instituto Ipsos, indica que el Fidesz lograría entre el 40 y 45 % de los votos mañana, delante de la izquierda, con el 26 y 31 %, el Jobbik, con entre el 19 y 23 %.

Así las cosas, el escenario político húngaro no parece cambiar demasiado con respecto a las elecciones de 2010.

Entonces, el Fidesz ganó con el 52,7 % de los votos, delante de los socialistas, con el 19,3 %, y el Jobbik, con el 16,6 %.

La gestión de Orbán, que con ese resultado obtuvo más de dos tercios de los escaños en el Parlamento, estuvo marcado por su conflictiva relación con la Unión Europea (UE), debido a varias reformas, que según sus críticos, limitan la democracia en Hungría.

"Si no entramos en estos enfrentamientos, los intereses húngaros no se hacen valer", aseguró el propio primer ministro en una entrevista que publica hoy el portal de noticias mno.hu.

Las medidas más polémicas fueron el recorte de poderes de la Corte Constitucional, la prejubilación masiva de jueces y la llamada "ley mordaza", de control de los medios de comunicación.

En lo económico, el gobierno de Orbán aplicó medidas consideradas como poco ortodoxas, como la nacionalización de fondos de pensiones privados, la introducción de impuestos especiales para ciertos sectores y empresas, sobre todo la banca, las telecomunicaciones y grandes consorcios, en su mayoría extranjeros.

De esta forma, Hungría logró mantener su déficit público por debajo del 3 % del Producto Interior Bruto (PIB) y evitó incluso un expediente de la Comisión Europea.

Pero al mismo tiempo, las diferencias sociales en Hungría no dejaron de crecer durante el gobierno de Orbán, en contra de lo que el gobierno adelantó y pretendió.

Un informe reciente de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) indica que en 2012, un tercio de la población húngara tiene problemas para comprar alimentos.

No obstante, Orbán logró conservar el apoyo de sus votantes, sobre todo en las zonas rurales del país, gracias a medidas como la reducción de los precios de servicios básicos como el gas, la luz y la calefacción, que por ley fueron bajados en un 20 %.

Además, su gobierno introdujo varios programas para convertir en condiciones favorables las deudas en divisas (euros o francos suizos) en moneda local, el forinto, siempre a costa de los bancos.

Con el objetivo de mantenerse más años en el poder, el Fidesz reformó la ley electoral en 2012 -los críticos destacan que en su propio favor- al cambiar la composición de las circunscripciones, lo que a su vez hace difícil predecir los resultados de mañana.

Mientras, la debilitada oposición de izquierdas, liderada por el socialista Attila Mesterházy, acentúa que si gana el Fidesz seguirá el proceso de concentración de poder en el país.

Advierte además, que Orbán convertirá Hungría en una "colonia rusa", aludiendo a un controvertido contrato multimillonario firmado en diciembre pasado con Moscú para la ampliación de la planta nuclear de Paks, al sur de Budapest.

En declaraciones al portal nol.hu, Mesterházy aseguró hoy que la oposición tiene "ideas muy claras" para superar los tres ámbitos de las crisis en Hungría, es decir, la democracia, la economía y la situación social.

Los analistas consideran que la participación en las elecciones de mañana será clave para la oposición, ya que gran parte del 40 % de supuestos indecisos apoyan un cambio de gobierno.

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