El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, tiene 91 años y sigue aferrado al poder como nadie, pero no está a salvo de cometer errores garrafales, sean culpa suya o de su gabinete.
Mugabe leyó el discurso equivocado en la apertura de sesiones del Parlamento el pasado martes, cuando había dado el mismo discurso durante su mensaje del estado de la nación el pasado 25 de agosto.
No es que el discurso le sonara mucho a la audiencia, es que el auditorio supo desde el primer momento que era el mismo discurso, ya que Mugabe expresaba su deseo de que China ayudase a la maltrecha economía zimbabuense, un detalle que fue muy comentado en su momento.
La metedura de pata del líder africano sirve de excusa para recordar algunos de los mejores fallos de políticos españoles, o relacionados con la labor de Gobierno en España.
Uno de los últimos errores que saltó a la escena del debate público fue el del líder socialista Pedro Sánchez el pasado abril, cuando se equivocó yvotó a favor de la reforma de la ley del aborto planteada por el PP en el Congreso de los Diputados.Mi compromiso con la defensa de las libertades d las mujeres menores d 18 años es firme.Lo he defendido siempre en público. Siento el error.— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) abril 14, 2015
No es Pedro Sánchez el político español con mayor propensión al lapsus. Le aventaja con mucho el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que cosecha unos cuantos momentos inexplicables, tanto cuando era candidato como durante su etapa al frente del Ejecutivo.
Cómo olvidar la célebre intervención de Rajoy, en junio de 2007, cuando llegó a pronunciar en rueda de prensa su famoso: "ETA es una gran nación".
Aunque en defensa de Rajoy hay que decir que, en aquellos momentos, el presidente Rodríguez Zapatero alcanzó cotas históricas con su discurso ecologista e indescifrable, en el que dejó claro que "la Tierra no es de nadie, solo del viento".
Claro que no había órgano de imoprtancia en esa época en el que no se hubiera producido un incidente con el lenguaje, como el que tuvo lugar durante la etapa de José Bono como presidente de la Cámara Baja. A Bono se le percibió llano y sincero cuando soltó su famosa frase:"Estoy ya hasta los huevos. Estoy trastornado".
El exabrupto de Bono llegó a superar el "Manda huevos", de Federico Trillo en el mismo cargo, aunque al hoy embajador en Londres siempre le perseguirá su"Viva Honduras", a las obedientes tropas de El Salvador. Ridículo y marcial a partes iguales.
Aunque famosas, estas intervenciones quedan lejos de la gloria alcanzada por Hilario Ramírez Villanueva, alias Layín,a la sazónel alcalde mexicano del municipio deSan Blasen el Estado de Nayarit.
El bueno de Hilario, en un alarde de sinceridad ante sus parroquianos, confesó que había robado del erario público, "pero bien poquito".
Saliendo de la política española, y aunque no se trate de un lapsus, merece la pena recordar la confidencia del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuando desveló que el consejero de su tarea de gobierno era un pajarito misterioso. Ni más ni menos que el mismísimo líder fallecido Hugo Chávez.
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