El Ejército belga habría vendido material a un sospechoso de tráfico de armas

  • El Ejército belga habría vendido vehículos militares, entre 2009 y 2012, a un sospechoso de haber participado en operaciones de blanqueo de dinero y tráfico de armas y vehículos robados, según datos de los servicios policiales, informa hoy el diario "La Libre Belgique".

Bruselas, 27 abr.- El Ejército belga habría vendido vehículos militares, entre 2009 y 2012, a un sospechoso de haber participado en operaciones de blanqueo de dinero y tráfico de armas y vehículos robados, según datos de los servicios policiales, informa hoy el diario "La Libre Belgique".

"El Ejército belga ignora a quién revende sus armas", afirma el rotativo, que explica que durante esos tres años las Fuerzas Armadas habrían vendido 35 helicópteros y 2 aviones a esa persona, quien los habría destinado a terceros países sin licencia para ello.

El Ejército belga vende normalmente equipo antiguo -desde cascos o remolques hasta helicópteros, aviones y vehículos blindados- dentro de su plan de refinanciación y renovación de material, un equipamiento que se entrega a los compradores "desmilitarizado" y que debe estar sujeto a ciertos controles.

Tras un año de investigaciones, el periódico denuncia varias ventas a una empresa que no cumplía con las exigencias, como la de 23 helicópteros Alouette II que fueron entregados a una empresa con base en Bruselas, de los que cuatro acabaron en Madagascar a finales de 2009, tras el golpe de Estado respaldado por el Ejército que colocó en el poder a Andry Rajoelina.

La compañía que compró los helicópteros habría firmado un certificado de "usuario final", es decir, debería haber obtenido permiso de las autoridades competentes para exportar los aparatos, pero no tenía un certificado de este tipo.

La empresa habría conseguido de las Fuerzas Armadas belgas ocho helicópteros más Agusta A109 en 2009, piezas de recambio para los Alouette II y dos Airbus A310 en 2010, así como cuatro Agusta A109 en 2012.

El propietario de la empresa ha sido investigado por la Policía belga por sus posibles relaciones con el crimen organizado, tráfico de armas y casos de blanqueo de dinero, aunque nunca se ha abierto una investigación formal contra él.

El viceprimer ministro belga y responsable de Defensa, Pieter De Crem, ha rechazado hacer comentarios, mientras que el propietario de la empresa, cuya identidad se corresponde con las siglas D.V., niega haber cometido delito alguno, según "La Libre Belgique".

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