El gobierno suspende su participación en las negociaciones de paz en Sudán del Sur (responsable)

  • El gobierno de Sudán del Sur suspendió su participación en las conversaciones de paz destinadas a poner fin a la guerra civil en ese joven país africano, anunció este viernes un alto responsable del bando gubernamental.

"Suspendemos nuestra participación en las negociaciones a la espera de que las dos facciones rebeldes encuentren una solución a sus diferencias", declaró a la prensa el gobernador Louis Lobong, tras una reunión de los gobernadores de los 10 estados del país con el presidente Salva Kiir.

"A la vista de las recientes disensiones en el seno de la rebelión, los gobernadores del país consideran que con miras a llegar a una paz duradera e incluyente, las negociaciones en curso en Adís Abeba deben suspenderse para lograr que todas las facciones rebeldes vuelvan a la mesa de negociaciones. Es mejor retrasar la firma de un acuerdo y estar seguro de evitar volver a la guerra", explicó Lobong.

Las conversaciones comenzaron la semana pasada en Adís Abeba, bajo la supervisión de los mediadores de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), que recibieron el respaldo del presidente de Estados Unidos Barack Obama durante su reciente visita a África oriental. Los beligerantes habían recibido un ultimátum para firmar un acuerdo de paz antes del 17 de agosto.

A principios de semana, varios jefes rebeldes, entre ellos Peter Gadet, anunció que se escindía de la rebelión dirigida por el exvicepresidente Riek Machar y que combate desde diciembre de 2013 a las fuerzas del presidente Salva Kiir.

"No estamos ni siquiera seguros de quién está encargado de negociar (para la rebelión), si es Riek Machar o Peter Gadet. Tenemos que esperar para ver con quién hablamos", justificó el gobernador Lobong.

Sudán del Sur, fundado en 2011 gracias al apoyo y el dinero de Estados Unidos, flaquea ya desde sus inicios, y se ha acusado a la administración Obama de haber abandonado a la joven nación.

La guerra civil se inició en diciembre de 2013, cuando el presidente Salva Kiir, de etnia dinka, acusó a su vicepresidente, Riek Machar, de etnia nuer, de preparar un golpe de Estado en su contra.

Su rivalidad política degeneró rápidamente en un conflicto étnico marcado por una división del Ejército y masacres entre ambos grupos, que han dejado decenas de miles de víctimas.

Más de 2,25 millones de personas tuvieron que abandonar sus casas, mientras que muchos civiles se mueren de hambre en zonas de guerra.

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