El notario utilizado por bárcenas para falsear un contrato oculta su actividad


La Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional ha informado al instructor del ‘caso Gürtel’, el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, de las prácticas poco transparentes llevadas a cabo por la notaría de Buenos Aires a la que el extesorero del PP Luis Bárcenas acudió para falsear presuntamente un contrato de venta de obras de arte.

La UDEF ha remitido un informe al juez de la Audiencia Nacional en el que destaca que la notaría argentina “no muestra signos externos de su actividad profesional cuando el notario presta un servicio público en el tráfico jurídico de las personas” y que actúa “con cautela y confidencialidad”.
Ruz ordenó investigar la citada notaría después de que la ciudadana argentina Isabel Mackinlay reconociese que se prestó a realizar un montaje mediante unos contratos ficticios para que el extesorero pudiese justificar un ingreso en efectivo de 560.000 euros. Mackinlay explicó el pasado 5 de junio, en una declaración realizada por videoconferencia desde Buenos Aires, que accedió a firmar un contrato ficticio en el que se señalaba que la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias Villar, recibía 560.000 euros por la venta de dos tablas del siglo XV. La testigo, a la que se hizo pasar por marchante de arte cuando en realidad es pintora y restauradora, obtuvo una comisión de 1.000 dólares por la firma de este contrato, en el que aparecía como intermediaria de la operación. Mackinlay señaló que este contrato se firmó en una notaría sita en el número 1335 de la Avenida de Córdoba de Buenos Aires.
CAUTELA ANTE LAS VISITAS
La UDEF, con la colaboración de la División de Asuntos Internacionales de Interpol Argentina, ha determinado que en esa dirección presta sus servicios como escribana –similar a la figura del notario en España- Silvia Fernanda González.
El informe, al que ha tenido acceso Servimedia, destaca que “ni en la entrada del edificio ni en la puerta de la oficina figura la identificación de la escribanía ni la identidad del escribano”.
“Por fuentes de inteligencia se ha tenido conocimiento que, ante clientes no conocidos, y vencidas las dificultades para el franqueo de la puerta, (los trabajadores de la notaría) interrogan para saber de parte de qué persona se viene”, indica el escrito.
La UDEF concluye de estos elementos que la notaría a la que recurrió Bárcenas oculta su actividad, que “trabaja para una cartera fija de clientes” y que “actúa con cautela y confidencialidad”.
A la luz de estos, el juez Ruz ha planteado a la Fiscalía Anticorrupción la posibilidad de solicitar a las autoridades judiciales argentinas información adicional sobre la citada notaría. El magistrado dictó este jueves una providencia en la que da traslado a Anticorrupción del informe de la UDEF y le pide que “informe sobre la procedencia de ampliar la comisión rogatoria a Argentina”.
REUNIÓN CON BÁRCENAS
Mackinlay, en su declaración del pasado 5 de junio, explicó que, poco después de la firma, tuvieron que rectificar el contrato para señalar que, en vez de dos tablas del siglo XV, lo que Iglesias Villar había vendido era en realidad un cuadro del pintor napolitano del siglo XVII Giuseppe Recco. La testigo cobró otros 500 dólares por firmar este segundo contrato.
Iglesias, imputada en el ‘caso Gürtel’ por un delito de fraude fiscal, ingresó en el año 2006 un total 560.000 euros en efectivo en una sucursal de Caja Madrid.
Mackinlay involucró además en estas operaciones fraudulentas al que fuera tesorero del PP en los años 80 –por entonces Alianza Popular- Ángel Sanchís, quien ya está imputado en el ‘caso Gürtel’ por las supuestas gestiones que habría realizado para mover y ocultar los fondos de Bárcenas en Suiza. También destacó la intervención del empresario Edgardo Patricio Bel, uno de los socios de Bárcenas en sus operaciones.
Relató en este sentido que fue Bel quien contactó con ella para que interviniera en el contrato, ya que se conocían por que sus hijos estudian en el mismo colegio de Buenos Aires. De hecho, el primer contrato se firmó en el despacho de Bel en la capital argentina.
El segundo contrato, según dijo, se firmó en las dependencias de la empresa La Moraleja, la sociedad argentina que supuestamente compartían Sanchís y Bárcenas. Mackinlay señaló que en la firma de este segundo contrato estaban presentes, además de ella, tres personas: Bel, Sanchís y una persona que no le fue presentada pero que después supo que se trataba del propio Bárcenas.
ENGAÑAR AL JUEZ
El juez Ruz une a todos estos datos el viaje ‘express’ que Bárcenas realizó a Buenos Aires el 16 de junio de 2011, tras los requerimientos realizados por la Agencia Tributaria para que justificase varios de sus ingresos. El extesorero del PP tan solo estuvo 14 horas en la capital argentina antes de volver a España.
Bárcenas habría realizado este viaje para participar en la reunión con Mackinlay. Los datos aportados indican que los contratos con la pintora, a pesar de estar fechados en 2006, se realizaron en 2011, cuando Bárcenas e Iglesias ya estaban imputados.
Estos elementos llevaron a Ruz a imputar al extesorero y su mujer un nuevo delito de estafa procesal en grado de tentativa por intentar engañar a la justicia con este contrato.
El antiguo senador por Cantabria se encuentra en prisión desde el pasado jueves, cuando Ruz, tras tomarle declaración, ordenó su encarcelación debido al riesgo de que pueda destruir pruebas o siga ocultando dinero de seguir en libertad.

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