El presidente de Filipinas alerta del ascenso político del hijo del exdictador

  • El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, advirtió este jueves a los filipinos de la ascensión política del hijo del exdictador Ferdinand Marcos, cuando se conmemora el trigésimo aniversario de la caía de su régimen.

En pleno año electoral, el archipiélago recuerda el jueves las grandes manifestaciones de 1986, denominadas del "Poder del pueblo", que permitieron la llegada de la democracia a Filipinas.

Las organizaciones de defensa de derechos humanos estiman que decenas de miles de filipinos fueron torturados o detenidos arbitrariamente durante las dos décadas de Ferdinand Marcos en el poder, antes de huir a Estados Unidos.

No obstante, los sondeos indican que 30 años después su hijo Ferdinand Marcos Jr. se encuentra en buena posición para convertirse en vicepresidente durante los comicios de mayo.

Este último, senador desde 2010, no ha dejado de denunciar la corrupción y la pobreza en el archipiélago, presentando el régimen de su padre como una edad de oro. Su discurso seduce a las jóvenes generaciones.

La presidencia de Marcos "no fue una edad de oro, fue un capítulo muy doloroso de nuestra historia", aseguró el actual presidente, quien no puede revalidar su cargo, en un discurso ante 3.000 estudiantes y funcionarios con motivo de las conmemoraciones.

"La ley marcial existió. También hubo un dictador que, con su familia y sus esbirros, monopolizó el poder a expensas de la vida y la libertad de los filipinos", añadió Aquino, antes de criticar a Ferdinand Marcos Jr. por no reconocer los errores del régimen de su padre.

Filipinas celebra varios comicios en mayo, entre ellos la presidencial, la elección del vicepresidente o la renovación parcial del Senado.

Estas elecciones son el último episodio de una saga que opone desde hace décadas a las familias Aquino y Marcos.

El padre del actual presidente fue asesinado en 1983 en el aeropuerto de Manila, a su regreso del exilio, por militares y policías favorables a Marcos.

La indignación suscitada por este crimen fue uno de los catalizadores del movimiento opositor que aupó a Corazón, la madre de Benigno, al poder en 1986 y obligó a exiliarse a Marcos.

Pero la familia del exdictador pudo regresar al país a principios de los años 1990 y su viuda, Imelda, hizo un destacable regreso a la política con su elección como diputada.

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