El PSOE acelera una reunión con Podemos y podrían verse esta misma tarde

    • Los socialistas quieren desatascar cuanto antes el diálogo, pese al malestar por la actitud de Iglesias.
Iglesias, con Sánchez, en su reunión en el Congreso, el pasado 5 de febrero.
Iglesias, con Sánchez, en su reunión en el Congreso, el pasado 5 de febrero.

El órdago lanzado este lunes por Pablo Iglesias cayó como una losa en Ferraz, donde los calificativos fueron subiendo de tono a cada propuesta del líder de Podemos. Incluso más allá de la consulta para Cataluña, a la que Podemos no renuncia, el motivo que incendió a los socialistas fue el empeño de Iglesias en hacerse con una megavicepresidencia de alto voltaje político y venderla como un contrapeso, check and balance dice textualmente su programa de gobierno, a la presidencia y también la "arrogancia" con que vino a decir que está dispuesto a recibir en cualquier momento a Sánchez.

Los socialistas respondieron de inmediato por medio del portavoz en el Congreso, Antonio Hernando: "Pablo Iglesias no sabe dónde está", fue su mensaje rotundo al diputado. Con ello, trataban de recordarle que la iniciativa, como segundo partido más votado, le corresponde al PSOE y que habrá de ser su secretario general quien convoque.

Pese al desacuerdo de posturas, la disposición es a mantener diálogo. Los socialistas quieren desatascar cuanto antes las conversaciones con Podemos, a la vista de que el tiempo para el primer debate de investidura, el 2 de marzo, se acelera. Iglesias incluso le marcó ayer los tiempos a Sánchez, animándole a citarse antes del jueves. La cita podría ser esta misma tarde, coinciden tanto desde Ferraz como desde la formación emergente.

Será la primera ocasión en que los equipos negociadores de ambos partidos pongan sobre la mesa sus líneas de partida, pese a que Iglesias avisó tras su hasta ahora primer y único encuentro con Sánchez, el pasado 5 de febrero, de que las conversaciones formales sólo se iniciarían una vez que el líder socialista hiciese su elección: formar gobierno con ellos o con Ciudadanos.

Pese a que Iglesias descarta hablar de "vetos", la negativa a respaldar por activa o pasiva un Ejecutivo que cuente con la connivencia de los de Rivera es una advertencia que marca las negociaciones. El diálogo entre PSOE y Ciudadanos es sin duda mucho más fluido. Ambos partidos han mantenido distintos encuentros, algunos públicos y otros más discretos, para avanzar en las negociaciones.

Las conversaciones se vertebran en torno a un esquema de trabajo de cinco ejes: política social-lucha contra el paro, regeneración y lucha contra la corrupción, reforma constitucional, economía y política fiscal, y Europa y política exterior. Existen espacios comunes, coinciden ambas formaciones, aunque también algunos desacuerdos, por ejemplo, en lo relativo a la cuestión territorial-Ciudadanos defiende la supresión de las singularidades autonómicas-o las relaciones con la Santa Sede.

El partido naranja tiene también sus propias líneas rojas: no a un acuerdo con Podemos, y paso adelante para un Ejecutivo que incluya al PP. "Si alguien piensa que se puede gobernar sin contar con siete millones de votantes se equivoca", ha mantenido Rivera.

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