El sector crítico de C's cree que el pacto andaluz y el personalismo de Rivera han pasado factura

    • Denuncian que los coordinadores de campaña les responsabilizan de los malos resultados

Albert Rivera, candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno.
Albert Rivera, candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno.

Rivera hizo ayer de tripas corazón para sacar pecho ante los resultados obtenidos, pero no hay duda de que los 40 escaños cayeron como un jarro de agua fría en un partido que, a golpe de sondeo, se vio por un momento en disputa por el primer puesto.El presidente de Ciudadanos defendió en su valoración que Ciudadanos "se ha consolidado una fuerza de centro, algo que no ocurría desde la Transición" y que será "decisivo para formar mayorías en grandes asuntos". Una lectura, al fin y al cabo, para tratar de enmascarar la inevitable decepción entre sus cuadros. Los resultados relegan al partido a un cuarto puesto que, en el escenario actual, resulta prácticamente irrelevante. Y quizás lo más significativo, el partido ha perdido también la opción de consolidarse como la principal alternativa de cambio, arrollado por Podemos. La interpretación que corre por las bases atribuye esencialmente el 'pinchazo' a dos factores. El primero, el excesivo personalismo de un Rivera, reprochan, que ha jugado sin éxito a la "táctica de Felipe González". Un liderazgo único que no convence a los propios militantes. En segundo lugar, el pacto andaluz, por el que Ciudadanos facilitó a Susana Díaz la investidura y que, recuerdan, "decepcionó a muchos votantes de derecha que veían al partido como una alternativa ante el PP". Pese a la calculada ambigüedad ideológica del propio Rivera, que siempre ha rechazado la dicotomía entre izquierdas y derechas, el principal caladero de voto 'naranja' era precisamente el de los tradicionales votantes populares, descontentos por las políticas de recortes o los escándalos de corrupción en su partido. Fuentes del sector crítico del partido han denunciado además que distintos coordinadores de campaña han responsabilizado a los militantes de su escasa movilización durante la campaña. La sobreexposición de RiveraEl entorno de Rivera reconocía hace unos días a este periódico que la campaña "se estaba haciendo demasiado larga" para Ciudadanos. Esas fuentes, que estimaban no obstante que la previsión de voto estaría en el entorno de los 50 escaños, atribuían el desgaste en las encuestas-figuraban cuartos en los últimos sondeos, tras el empujón de Podemos-a una sobreexposición excesiva del líder naranja. "En los medios hay que saber para qué se está y eso a veces no se ha entendido bien", admitían. Señalaban también a las intervenciones desafortunadas "de algún portavoz que no ha dado la imagen que mejor ha caracterizado a Ciudadanos en este año".Fortalecido por las encuestas, el partido de Rivera aspiró incluso a disputar el liderazgo al PP. La situación provocó el nerviosismo en las filas y coincidió paradójicamente con el momento más bajo de su líder. En los debates a tres y a cuatro, se le vio mermado contra sus competidores, y pocos lo dieron como ganador.Pese a los resultados, Ciudadanos ha afirmado que defenderán sus principales propuestas de programa, como un cambio en la ley electoral. También han cerrado la puerta a apoyar a cualquier gobierno en el que esté Podemos. El partido no considera que las declaraciones del viernes, cuando el presidente de Ciudadanos afirmó que se abstendría en caso de que el PP ganase las elecciones, hayan sido causa del fracaso. "Los españoles han sabido lo que íbamos a hacer con su voto antes de confiar en nosotros", excusó ayer el propio Rivera. El resultado ha sido especialmente decepcionante en Cataluña, donde Ciudadanos, líder de la oposición catalana, apenas logró cinco diputados, muy por detrás de En Comú Podem, con doce.

Mostrar comentarios