El vencedor de las elecciones húngaras prevé bajar impuestos y luchar contra la corrupción

  • Budapest.- Viktor Orbán, que se perfila como el nuevo primer ministro tras la primera vuelta de las elecciones legislativas húngaras, anunció hoy que centrará la política de su gabinete en reducir los impuestos y combatir la corrupción para relanzar la maltrecha economía nacional.

El vencedor de las elecciones húngaras prevé bajar impuestos y luchar contra la corrupción
El vencedor de las elecciones húngaras prevé bajar impuestos y luchar contra la corrupción

Budapest.- Viktor Orbán, que se perfila como el nuevo primer ministro tras la primera vuelta de las elecciones legislativas húngaras, anunció hoy que centrará la política de su gabinete en reducir los impuestos y combatir la corrupción para relanzar la maltrecha economía nacional.

Orbán y su partido conservador del Fidesz lograron ayer una victoria inédita en el país desde la caída del comunismo, haciéndose con el 52,7% de los votos, que podrían asegurarle una mayoría cualificada en el Parlamento y suficiente cómoda como para poner en práctica su política macroeconómica.

El líder húngaro, de 47 años, que volverá al poder después de su primer ciclo como primer ministro entre 1998 y 2002, prometió hacer de Hungría "en poco tiempo el sistema más competitivo de la región".

Tal como lo había insistido en la campaña electoral, Orbán aseguró hoy ante la prensa que no seguirá la política de ajustes iniciada por el actual jefe del gobierno, el independiente Gordon Bajnai, orientada hacia las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los ajustes económicos forman parte de "una forma especial de pensar, que limita la capacidad de crecimiento de la economía", afirmó, tras añadir que el Fidesz más bien quiere "fomentar el crecimiento económico. El país no necesita más ajustes".

En 2008 Hungría se vio sumergida en una grave crisis económica que le obligó a recurrir a un préstamo de 20.000 millones de euros del (FMI), del Banco Mundial y de la Unión Europea (UE) para evitar un colapso de su economía. Posteriormente, Bajnai introdujo una serie de ajustes, criticados por el Fidesz.

Orbán recordó que cuando el nuevo gabinete tome las riendas, ya se habrá alcanzado entre el 95 y el 100 por cien de las metas sobre la reducción del déficit presupuestario.

"El FMI debe entender esta situación", dijo el político, refiriéndose a que el recorte del déficit hasta el 3,8%, proyectado para este año, no se podrá cumplir y que el porcentaje será mayor que el pronosticado.

También anunció que se pondrá manos a la obra "inmediatamente" y consideró que no podrán demorarse las medidas "hasta los primeros 100 días" del nuevo gobierno.

Sobre el incremento de la competitividad, Orbán enumeró como posibles instrumentos la lucha contra la corrupción, la disminución de la burocracia y el desarrollo de un Estado más eficaz.

"Somos un partido popular europeo", subrayó el líder conservador, y por eso "para nosotros es muy importante la seguridad social", que tiene que ser fortalecida, junto a la competitividad del país.

Pero Orbán y su gobierno no sólo tendrán que enfrentarse a problemas económicos, sino que contarán en el Parlamento con un nuevo partido xenófobo de extrema derecha, el Jobbik, que logró en los comicios de ayer casi el 17% de los votos y que amenaza con deteriorar la imagen del país en el exterior.

"Ninguna fuerza radical podrá romper el marco legal", aseveró Orbán, en alusión a los dirigentes del Jobbik, que planean acudir a la sesión inaugural del nuevo Parlamento en el uniforme del ya ilegalizado brazo paramilitar del partido, la Guardia Húngara.

En tiempos de crisis, aparecen "fuerzas que no cumplen las más elementales normas humanas" y para minimizar su influencia hay que hacer cumplir las leyes, indicó el político húngaro.

En este contexto, evaluó que otra arma para combatir el extremismo es "gobernar bien, y reducir el desempleo y la corrupción", con lo que se combate el odio hacia la élite política.

En la primera vuelta de las elecciones de ayer, los conservadores del Fidesz lograron el 52,7% de los votos, seguido de los gobernantes socialistas (19,3%), los extremista del Jobbik (16,7%) y los ecologistas del LMP (7,43%).

El complejo sistema electoral de Hungría prevé una segunda vuelta en dos semanas para aquellas circunscripciones en las que no hubo un ganador con más del 50% de los votos.

En esa segunda ronda se decidirá si el Fidesz logra hacerse con la mayoría de dos tercios en el Parlamento unicameral de 386 escaños.

Mostrar comentarios