Mariano Rajoy ha sido nombrado persona 'non grata' en su ciudad natal, Pontevedra. ¿Por qué? El motivo es la planta papelera que funciona al pie de la Ría de Pontevedra y que Gobierno ha ampliado su concesión 60 años pese a que la fecha límite era 2018.
Ence, la papelera se levantó sobre uno de los bancos de marisco más ricos de Pontevedra. La ubicación de la empresa se convirtió en una diana para ecologistas como Greenpeace o la Asociación por la Defensa de la Ría de Pontevedra.
La empresa gallega fue una de las grandes beneficiadas por los retoques de la Ley de Costas que impulsó el Gobierno de Rajoy en 2013 sin haberlos siquiera mencionado en su programa electoral. Cabe destacar que dentro del Consejo de Administración trabajan tres excargos de Medio Ambiente del PP.
La fecha límite era 2018, pero la reforma le permitió prorrogar el permiso si obtenía un informe ambiental favorable de la Xunta. Aunque por entonces el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo proclamaba que el desmantelamiento de la factoría era “irrenunciable” y que el visto bueno solo se le daría imponiéndole un estricto catálogo de exigencias, Ence obtuvo hace pocos meses la bendición autonómica con un documento que se limita a certificar que la instalación cumple lo que ya cumplía, es decir, los límites de vertidos y emisiones al aire que le marca la autorización ambiental de la que venía disfrutando.
Sin darse por aludida, Ence siguió realizando inversiones millonarias en la planta pontevedresa. La empresa explica que mantuvo esta inyección de dinero porque “la competitividad existente en el sector global de la celulosa hace que resulte imposible mantener una posición sólida en el mercado si no se realizan inversiones de forma continua”.
Ence solicitó la prórroga de la concesión de su fábrica de Pontevedra. A finales del enero pasado, el Gobierno de Mariano Rajoy le concedió una prórroga de 60 años. El presidente en funciones ha conseguido tranquilizar a los miles de trabajadores que dependen de la fábrica, que la papelera se comprometa a destinar 61 millones de euros a mejoras medioambientales y operativas, y ha cumplido perfectamente con el dicho: nadie es profeta en su tierra, desde hoy es persona 'non grata' en la ciudad donde creció.
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