¿Estaría dispuesto a ceder el sillón a cambio de las ideas? Pedro no sabe no contesta

    • La pregunta demostró que Pedro no está dispuesto a hacerse a un lado en su idea de ser presidente si con ello lograra un acuerdo para acabar con los pobres, los jóvenes en paro, o la regeneración.
    • "Déjeme que lo intente", fue lo que pudo balbucear. Su discurso presidencial acabó ahí. Cuando una periodista volvió a poner el dedo en la llaga. Volvió a hablar de sillones. El de presidente, en este caso.
El Rey propone a Pedro Sánchez someterse al debate de investidura
El Rey propone a Pedro Sánchez someterse al debate de investidura

Solo una pregunta nubló el rostro de Pedro Sánchez en una rueda de prensa en la que se mostró particularmente eufórico. Pedro Sánchez salió en plan presidente a hablar con la prensa después de que Rajoy volviera a reconocer su soledad parlamentaria culpando al PSOE de su inmovilismo.

La pregunta le dejó unos momentos pensando, colorado... no se la esperaba porque pensaba que los periodistas solo pensaban en pactos, pero hubo una que pensó en ideales. Y le soltó la bomba que no esperaba, después de un discurso inicial en el que se habló de pensar en el país y no en sillas, en la gente y no en los partidos.

¿Estaría dispuesto a ceder el sillón a cambio de las ideas? Fue una pregunta simple que dejó a Pedro petrificado. No supo qué contestar de inicio. Al final solo pudo balbucear un "acabó de salir aquí para intentar una investidura, déme al menos tiempo". No era la respuesta buscada. Porque la respuesta era sí. Pero no era el momento. En plena felicidad alguien preguntaba a Pedro si era capaz por esos espñaoles que pasan hambre, por esos jóvenes que no encuentran empleo, por esa regeneración que el país necesita, si por todo ello... dejaría su puesto a otro que lograra unir a todos en torno a esos ideales. Y Pedro contestó el no sabe no contesta.Nuestro objetivo son las políticas. No se trata de sillones, sino de soluciones. Antes de nombres, programas. Antes de con quién, para qué.— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) febrero 2, 2016

Antes dejó una imagen presidencial en twitter, Pedro preparando su propio discurso. Sabía que tenía que ser de investidura. Y fue de investidura.Preparando la comparecencia tras el anuncio del Presidente del Congreso. pic.twitter.com/tfYqyOG3sc— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) febrero 2, 2016

Pedro Sánchez ha realizado todos sus movimientos desde el 20D, cuando estaba muerto políticamente, para llegar al momento que Rajoy le sirvió en bandeja. Fue familiar y hasta tuvo compadreo con los periodistas.La familiaridad, confianza o compadreo entre @sanchezcastejon y los periodistas es un plus que @marianorajoy nunca quiso o supo ganar.— Felipe Sahagún (@sahagunfelipe) febrero 2, 2016

Sánchez llegó saludando y con la sonrisa en la boca, estaba eufórico, hablaba rápido, con fuerza, moviendo las manos, como si se encontrara en el Congreso en su debate de investidura real. Y eso se notó en cada momento. Aunque no pudo ocultar su aversión a Rajoy al decir eso de "yo no soy Rajoy, yo voy en serio", a la hora de señalar que él asumiría el riesgo de ser derrotado en la investidura.El para qué será lo que responda el con quién. @sanchezcastejon— PSOE (@PSOE) febrero 2, 2016

Pero, en términos generales, habló en tono presidencial, asombrando a muchos que esperaban ese gesto de grandeza en Rajoy. El líder del PP volvió a usar la táctica de la espera. Lo puede salir bien, pero de este período sale más que tocado. Casi muerto para ser el líder a seguir, aunque Pedro le haya negado el pan y la sal.

No obstante a lo largo de su discurso el tono fue conciliador con casi todos. Con el Rey, "reconozco la exquisita labor del Rey en estas rondas de consultas". Con su los españoles: "Voy en serio,Traslado un mensaje de confianza a los españoles y españolas". Con los votantes del PP:"Todos los ciudadanos deben tener cabida en el proyecto de cambio" o su "Vamos a tender la mano tanto a izquierda como a derecha". Aunque pocos crean a un político cuando dice esto, Pedro se atrevió con la manida frase de "Pensemos en el bien común de los españoles y no en el bien de cada uno de los partidos políticos". Por momentos recordó el buenismo de ZP con frases como "los españoles se merecen un Gobierno serio.Yo quiero estar a la altura de las responsabilidades (¿recuerdan el no os fallaré?).

Y así acabó, complacido, feliz, ante el reto que llevaba esperando tanto tiempo. "Voy a proponer a todas las fuerzas políticas que abandonen los vetos y hablemos del cambio y del progreso. Porque el cambio no es de un líder y un partido solo. A partir de mañana vamos a iniciar un camino sereno cargado de responsabilidad, principios y generosidad. Pensemos en elbien común de los españolesy no en el bien de cada uno de los partidos políticos".

Y dejó para el final a Cervantes (otro toque a lo ZP). "Soy muy consciente del desafío que afronto. Sé de las dificultades que entraña. Pero a lo largo de mi vida y trayectoria política nunca he olvidado aCervantes: A cualquier malbuen ánimo repara".¿Se acuerdan del Pedro del 20D? Hoy su rostro y su tono es otro

La noche del 20-D Pedro Sánchez mostraba un semblante radicalmente opuesto al de hoy, a medida que se conocían los resultados de la jornada electoral. Es verdad que, al filo de aquella medianoche, el líder socialista acabó salvando los muebles con sus magros resultados. El tsunami electoral dejaba configurado un escenario incierto que aún le permitía respirar cuando muchos lo consideraban un cadáver político.

Con el último aliento, Pedro intentó aquel 20 de diciembre cambiar el gesto rígido que le había acompañado durante toda la jornada, puertas adentro del búnker de Ferraz. Después salió a comparecer ante los medios de comunicación, con sus gestos "maquillados". Pero no podía ocultar lo inevitable: el PSOE había conseguido el peor resultado electoral de su historia en una elección presidencial, perdió 20 escaños y quedó a merced de su gran enemigo de entonces, Pablo Iglesias. Sánchez supo entonces que tal vez podría gobernar con la abstención de Podemos, algo que ya imaginaba como arduo y complicado.

Serio, taciturno y reflexivo ante sus íntimos. Así se mostró Sánchez antes de aparecer ante las cámaras de TV que esperaban por su valoración de los comicios. Se había quedado al límite de lo que hubiera sido un rotundo fracaso. No convenció con aquellas palabras de que "España quiere izquierda, quiere un cambio". Había sudado demasiado la gota gorda en las horas previas. Ahora, es otro. Ahora va a por todas.

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