'Golpe de mano' de Iglesias para controlar las negociaciones de la investidura andaluza

    • Nombra a dos interlocutores, uno de ellos afín a Iglesias y otro próximo a Rodríguez, aunque sin cargo orgánico.
    • La decisión supone que ninguno de los quince diputados del partido en Andalucía participe en las conversaciones.
Pablo Iglesias, en Cádiz, con Teresa Rodríguez (archivo)
Pablo Iglesias, en Cádiz, con Teresa Rodríguez (archivo)

La bronca interna en Podemos a propósito de la investidura de Susana Díaz ha dado hoy un nuevo paso con una solución de trámite que trata de aunar a las dos sensibilidades surgidas en torno al asunto. El partido ha decidido nombrar a dos personas para pilotar la negociación con la presidenta en funciones: Sergio Pascual, secretario de Organización y afín a la línea de Iglesias y Manuel Garí, hombre de confianza de la líder andaluza, Teresa Rodríguez.

No obstante, la representanción se inclina claramente del lado de la dirección. Pascual, hombre afin a Iglesias, formaba parte de la lista de Rodríguez después de que el secretario general instase a la andaluza a incluirlo en aras de formar una candidatura de consenso para las elecciones a la Junta. Muy próximo a Rodríguez, Garí no tiene en cambio ningún cargo.

Ello supone que ninguno de los quince diputados del partido se harán cargo de las conversaciones, como sí ocurre en el resto de formaciones. En el PSOE se encarga el secretario de Organización, Juan Cornejo y el portavoz parlamentario, Mario Jiménez, mientras que el PP ha designado a la secretaria general Dolores López y al portavoz parlamentario Carlos Rojas. En IU, la negociación corre a cargo de Antonio Maíllo, coordinador general y candidato a la Junta, y José Antonio Castro, también portavoz parlamentario. En Ciudadanos no han nombrado por el momento interlocutor.

El movimiento dado por Podemos supone un golpe de mano de la dirección en las negociaciones, tras las discrepancias generadas ayer entre Madrid y Sevilla. El descontento en la delegación andaluza lo provocaron las declaraciones de la secretaria de Coordinación Ejecutiva, Ángeles Ballester, que rebajaban notablemente el tono impuesto por Rodríguez a la negociación al borrar las "líneas rojas" trazadas por la candidata- y que incluyen la dimisión de los expresidentes Chaves y Griñán, imputados por el Supremo en el caso de los ERE-y reducirlas a meras "propuestas".

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La andaluza afeó de forma velada la injerencia reafirmando que las condiciones que el pasado jueves trasladó a Díaz son irrenunciables para el diálogo. Con la marcha de los exdirigentes, se pide también que la Junta retire sus cuentas de aquellas entidades que desahucien a familias sin recursos y que se reduzcan altos cargos.

No facilitaremos un gobierno que vaya en contra de los andaluces. Estas son nuestras tres condiciones para dialogar. pic.twitter.com/aMhDL724rX

— Teresa Rodríguez (@TeresaRodr_) marzo 30, 2015

El malestar fue expresado también ayer por las bases, partidarias de cerrar la puerta al acuerdo o supeditarlo, en todo caso, al cumplimiento de estas condiciones con garantías. Rodríguez había sido inflexible ya la semana pasada: "Si se aceptan estas propuestas razonables se vota que sí y si no se aceptan, se vota que no", dijo al término de su encuentro con Díaz.Bescansa 'recula' y habla de "condiciones"

La secretaria de Análisis Político y Social del partido, Carolina Bescansa, trató hoy de 'recular', hablando de nuevo de "condiciones de sentido común" para permitir la investidura de Díaz. Según Bescansa, promotora de Podemos y perteneciente al círculo de Iglesias, las afirmaciones de Ballester, ayer, no suponen una desautorización por parte de la dirección nacional a Rodríguez, ya que es ella quien "está dirigiendo las negociaciones". "Esto tiene más que ver con la comunicación que con posiciones políticas, un malentendido terminológico", explicó.

El apoyo de Podemos resulta en este momento de especial relevancia para el PSOE, después de que IU expresase que no la apoyaría por razones de "coherencia" política después de que ésta rompiese el anterior pacto de Gobierno, Ciudadanos impusiese también entre sus requisitos la dimisión de los expresidentes y se mostrase inflexible en la negociación y el PP condicionase el apoyo a un acuerdo escrito por el cual los socialistas se comprometerían a que gobernase la lista más votada en las municipales, requisito al que el PSOE se opone.

A la presidenta andaluza le bastaría el respaldo del partido de Iglesias para superar la investidura en primera vuelta. En caso de que todos los partidos se opongan, tendrá que ir a una segunda, en la que debería lograr una mayoría simple, que podría conseguir si Podemos se abstiene.

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