Irán celebra 33 aniversario de la revolución en medio de sanciones y amenazas

  • Irán celebra este sábado el 33 aniversario de la Revolución Islámica, en medio de sanciones internacionales y amenazas de ataques militares, que han eclipsado la lucha por el poder que vive el régimen, de cara a las elecciones legislativas del próximo 2 de marzo.

Chema Ortiz

Teherán, 10 feb.- Irán celebra este sábado el 33 aniversario de la Revolución Islámica, en medio de sanciones internacionales y amenazas de ataques militares, que han eclipsado la lucha por el poder que vive el régimen, de cara a las elecciones legislativas del próximo 2 de marzo.

Desfiles y mensajes políticos marcarán, como todos los años desde que el ayatolá Ruhola Jomeini encabezó, el 11 de febrero de 1979, la revolución que derrocó al sah, Mohamad Reza Palevi, una celebración que se vive en tensión por las amenazas de ataques de Israel y EEUU, para frenar su controvertido programa nuclear.

El régimen de los ayatolá ha asegurado que responderá de manera aplastante a cualquier ataque y afirmado que el territorio de Israel y las bases y buques de guerra de EEUU en la zona están al alcance de sus misiles, al tiempo que negaba las acusaciones de que su programa nuclear tenga fines militares.

Las sanciones impuestas a Irán por EEUU y la Unión Europea, en especial a sus sectores petrolero y financiero, que causan ya mella en la economía, han creado asimismo una fuerte preocupación entre la población y empresarios, que ven como algunos productos dejan de llegar al país y los precios suben casi a diario.

La dificultad para obtener divisas, debido al bloqueo de transferencias bancarias, y los problemas de transporte han hecho que algunos alimentos, materiales y equipos que Irán compra en Asia sean difíciles de adquirir, dijeron a Efe empresarios locales.

Pese a eso, las autoridades iraníes han insistido en que las sanciones no les afectan y que perjudicarán más a los estados que las imponen.

El Gobierno y el Parlamento de Teherán han amenazado a la UE con cortar de inmediato las exportaciones de petróleo a algunos de sus países miembros, en respuesta a la aprobación, el pasado 23 de enero por los 27, de un embargo petrolero a Irán, que seria efectivo el 1 de julio próximo si no suspende su programa nuclear.

Pese a las amenazas, el Parlamento iraní no ha aprobado aún ninguna legislación para cortar de inmediato los suministros de crudo a Europa, sin dar tiempo a la UE a buscar nuevos suministradores, y el Gobierno tampoco ha tomado medidas en este sentido.

Mientras tanto, falta menos de un mes para las elecciones legislativas del próximo 2 de marzo, que han quedado en segundo plano, pese a que serán esenciales para el futuro del país y el reparto del poder dentro del régimen islámico.

De los cerca de 5.300 candidatos inscritos al cierre del plazo, el pasado 30 de diciembre, el Consejo de Guardianes de la Revolución, compuesto por seis expertos religiosos y bajo la guía del líder supremo, Alí Jameneí, ha autorizado a unos 3.300, aunque aún no se ha cerrado definitivamente el proceso.

Dentro del sector oficial del régimen, los "principalistas", que dicen representar la pureza del sistema islámico y fieles a Jamenei, aunque divididos en varios frentes, esperan copar el Parlamento, que tiene 290 escaños, aunque el régimen contempla la posibilidad de aumentarlo a 310.

Estos principalistas han arremetido contra el entorno del presidente, Mahmud Ahmadineyad, a cuyos seguidores califican de "desviacionistas", al considerar que ponen en duda la primacía religiosa en el país.

Antes de hacer un receso legislativo hasta el próximo 5 de marzo, tres días después de los comicios, los más radicales han convocado para esa fecha a Ahmadineyad, para que responda ante la Cámara de supuestas irregularidades cometidas por su administración, lo que podría desembocar en una moción de censura.

Ahmadineyad, entretanto, ha multiplicado sus apariciones en público en actos culturales y políticos y sus visitas a provincias, con el fin de situar mejor a los candidatos de su entorno, que puedan darle un cierto respiro en una nueva Cámara, en la que se prevé una mayoría hostil a su mandato.

Ambas facciones han mostrado también su deseo de acercamiento a los militares, en concreto al Cuerpo de Guardianes de la Revolución, considerado garante del régimen y que, además de contar con la fuerza, cada día tienen mayor poder económico e influencia política.

Los que en esta ocasión quedarán prácticamente excluidos son los reformistas islámicos, pues, mientras los afines al Movimiento Verde están encarcelados o proscritos y han pedido el boicot a los comicios, el resto se han abstenido de presentarse.

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