Javier fernández advierte al psoe de que su candidato debe tener "mandíbula de acero" y ofrecer "realidad y esperanza"


El presidente del Principado de Asturias y secretario general de la federación socialista asturiana, Javier Fernández, alertó este sábado al partido de que su candidato a la Presidencia del Gobierno debe tener "mandíbula de acero" y debe ofrecer a los ciudadanos "realidad y esperanza" de forma combinada.
Fernández intervino en la apertura del Diálogo sobre "Mejorar la Calidad de la Democracia en Europa" organizado por el PSOE en Oviedo que incluye propuestas internas, institucionales y parlamentarias que se formalizarán en la Conferencia Política de octubre.
En calidad de anfitrión, Fernández expuso su visión sobre los retos a los que se enfrenta el PSOE y subrayó que el partido elegirá a su candidato "en el momento que considere la organización" y de la forma más democrática posible, en primarias.
A continuación, y dejando claro que se abstrae de caras y olvida nombres, aseguró que le parece "estupendo" que se diga que el candidato debe ser "joven, que tenga una sonrisa cautivadora, telegenia, gran capacidad de comunicación y empatía".
Sin embargo, dado que España atraviesa una crisis "sistémica" y una grave "erosión moral", es necesario que el candidato del PSOE genere confianza, sosiego, que sea "alguien sólido, con un proyecto trabado" y capacidad de rodearse de dirigentes "solventes", que tenga "fondo político, que no se ponga nervioso, que no dé bandazos, que no tenga ocurrencias, que no piensa en imágenes, que no ponga sus filias y fobias por encima del interés general".
Además, hace falta que tenga una "mandíbula de acero porque van a ir a por él en cuanto se le conozca", y con todo ello será un líder para tiempos difíciles, capaz de "caminar en medio de la tormenta".
Frente a quienes ofrecen "esperanza sin realidad" o los que destilan "realidad sin esperanza", advirtió de que el PSOE debe ofrecer a los ciudadanos una combinación de ambas.
Javier Fernández alertó además al partido de que no puede permitirse caer, como hace en ocasiones, en una especie de "triángulo" consistente en defender un día "el socialismo utópico", otro el "radicalismo político" y al tercero el "nihilismo sentimental".

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