La campaña electoral arranca en Honduras con temor a confrontación

  • La campaña para elegir al sucesor de Porfirio Lobo en la Presidencia de Honduras comenzó hoy con el reto de evitar que la confrontación, acentuada a raíz del golpe de Estado de 2009, sea la nota dominante, según dijeron varios analistas.

Tegucigalpa, 26 ago.- La campaña para elegir al sucesor de Porfirio Lobo en la Presidencia de Honduras comenzó hoy con el reto de evitar que la confrontación, acentuada a raíz del golpe de Estado de 2009, sea la nota dominante, según dijeron varios analistas.

El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), David Matamoros, invitó a los hondureños, en el acto oficial de lanzamiento de la campaña, a hacer de los comicios del 24 de noviembre "una fiesta cívica".

Desde este lunes los candidatos pueden oficialmente exponer en espacios públicos sus "afiches" con sus propuestas al electorado y pedir el voto de los hondureños.

Pese a que la campaña arrancó formalmente hoy, desde hace semanas los candidatos han inundado las calles con sus carteles y pancartas.

Además, Matamoros le recordó a los candidatos que la campaña finaliza la medianoche del 18 de noviembre, ya que el día 19 de ese mismo mes comienza el llamado "silencio electoral" de cinco días, previo a las elecciones generales, a las que están llamados unos 5,3 millones de hondureños.

El 24 de noviembre los hondureños elegirán al Presidente de la República, tres vicepresidentes, 128 diputados al Congreso Nacional, 20 al Parlamento Centroamericano con sus respectivos suplentes y 298 corporaciones municipales.

En los comicios participarán por primera vez nueve partidos políticos, con ocho candidatos a la Presidencia debido a la alianza entre el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (Faper) y Unificación Democrática (UD), cuyo aspirante es Andrés Pavón.

Cuatro de los nueve partidos que participarán en la contienda surgieron tras el golpe de Estado contra Zelaya, cuya esposa y candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro, lidera la intención de voto, según las encuestas.

Uno de los principales aspirantes presidenciales, Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional, anunció hoy que el próximo 1 de septiembre abrirá su campaña, mientras que Mauricio Villeda, del opositor Partido Liberal, y la esposa de Zelaya, no han precisado cuando lo harán.

También competirán el candidato Orlen Solís, del Partido Demócrata Cristiano; Jorge Aguilar, de Innovación y Unidad-Social Demócrata (PINU-SD); Salvador Nasralla, del Partido Anticorrupción; y por la Alianza Patriótica Hondureña, el general retirado Romeo Vásquez Velásquez, quien hoy mismo abrió su campaña en Tegucigalpa.

Las elecciones serán vigiladas por observadores internacionales, entre ellos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

El defensor de los derechos humanos y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) Juan Almendares dijo a Efe que la campaña estará acentuada por la "confrontación" entre los candidatos y "las heridas sin sanar" del golpe de Estado contra Manuel Zelaya.

"Tiene que ser analizado el golpe (de Estado), sus autores, sus promotores, hay muchas heridas sin sanar", subrayó Almendares.

Zelaya fue derrocado cuando promovía un referendo para reformar la Constitución con vistas a permitir la reelección en el país.

Por su parte, el analista Matías Funes coincidió con Almendares y señaló que la actividad electoral será "sumamente confrontativa", a pesar del pacto ético que firmaron el pasado día 21 los ocho candidatos para hacer una campaña de respeto mutuo y aceptar los resultados de los comicios.

"Las características políticas hondureñas son la confrontación, la descalificación y el ataque personal", subrayó Matías a Efe.

Los ocho candidatos presidenciales se comprometieron por ese pacto de "Garantías mínimas para la ética y la transparencia electoral" a respetar los resultados de los comicios generales de noviembre próximo, rechazar cualquier acto de violencia y realizar una campaña transparente.

Entre otras cosas, el acuerdo establece que los aspirantes mantendrán un discurso que no fomente el odio entre sus militantes antes, durante y después de las elecciones, a través de los medios de comunicación.

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