La era Merkel, marcada por la gestión de dos grandes crisis internacionales

  • Los ochos años de gobierno de Angela Merkel -primero en coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD) y luego con el Partido Liberal (FDP)- han estado marcados por la gestión de dos grandes crisis internacionales, de las que Alemania ha salido relativamente bien librada.

Rodrigo Zuleta

Berlín, 16 sep.- Los ochos años de gobierno de Angela Merkel -primero en coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD) y luego con el Partido Liberal (FDP)- han estado marcados por la gestión de dos grandes crisis internacionales, de las que Alemania ha salido relativamente bien librada.

La primera se visualizó con la quiebra del banco de inversiones Lehmans Brothers en septiembre de 2008, que acabó por arrastrar al sector financiero mundial para terminar socavando la economía real; y la segunda fue la crisis del euro, un duro desafío para la canciller al llegar a poner en cuestión el proyecto de integración europea.

En ese contexto, la obra de gobierno de Merkel, centrada en la consolidación fiscal, se ha alejado mucho de los puntos claves del programa que con el que llegó a la cancillería en 2005.

La Unión Cristianodemócrata (CDU), y su ala bávara la Unión Socialcristiana (CSU), se presentó en aquellas elecciones con una apuesta por la bajada de impuestos y la simplificación del sistema fiscal.

Nada de eso ha ocurrido en los últimos ocho años, en parte por la necesidad de combatir las dos crisis.

Además, durante los primeros cuatro años, Merkel tuvo que resignarse a aliarse con el SPD y a hacer por tanto concesiones, hasta el punto que llegó a decirse que era la primera conservadora al frente de un gobierno socialdemócrata.

De sus propósitos iniciales de gobierno, Merkel sólo logró uno en su primera legislatura: mejorar las relaciones con Estados Unidos, que habían quedado altamente deterioradas tras la oposición del gobierno de Gerhard Schröder a la guerra de Irak.

Al margen de esta cuestión, se convirtió en una especie de administradora de lo imprevisto, aunque contó con la suerte de que las reformas hechas en la última legislatura de Schröder -contenidas en la llamada Agenda 2010- empezaron a dar frutos y comenzó a registrarse una clara recuperación del mercado laboral.

En diciembre de 2005, cuando Merkel llegó a la cancillería, el índice de desempleo era del 11,1%; en septiembre de 2009, cuando se celebraron las siguientes elecciones, el paro había bajado ya al 8%; y ahora se sitúa en el 6,8%.

Probablemente lo más notable de esa evolución fue que no se vio interrumpida durante la crisis económica mundial.

Eso se debió en parte a algunas medidas -como la ley de jornada reducida subvencionada- y en parte a que, como la misma Merkel ha reconocido en diversas ocasiones, el mercado laboral alemán había logrado cierta resistencia ante los riesgos coyunturales gracias a las reformas de Schröder.

En 2009 los electores identificaron los éxitos del gobierno en la lucha contra la crisis financiera con Merkel y su partido y castigaron al SPD, a pesar de que el ministro de Finanzas de la gran coalición no había sido otro que el actual rival de Merkel en los comicios, el socialdemócrata Peer Steinbrück.

El triunfo para Merkel y sus aliados en 2009 fue claro. La CDU/CSU, que en 2005 había quedado casi empatada con el SPD, dejó a los socialdemócratas diez puntos por debajo, y los liberales del FDP, con casi el 15 por ciento, sacaron el mejor resultado de su historia.

Las promesas de rebajas fiscales de estos últimos se admitieron en el acuerdo de coalición, pero con la reserva de que no podían afectar el curso de consolidación que había propuesto la CDU/CSU tanto para Alemania como para Europa, lo que ha significado en la práctica que su aprobación se haya aplazado indefinidamente.

Ahora Merkel parte como favorita en los nuevos comicios, con un mercado laboral estable, el paro en su punto más bajo y una situación económica saneada, sobre todo si se le compara con el resto de Europa.

Su gestión ante la crisis europea, pese a las resistencias de los países más afectados, es vista en Alemania como una defensa de los intereses nacionales y se le reconoce que ha podido imponer en Europa su receta de austeridad y reformas estructurales como camino hacia el éxito.

Ante ello, parece olvidado que en los últimos cuatro años cuatro de sus ministros se han visto forzados a dejar el cargo.

Mostrar comentarios