Según el magistrado encargado de la investigación, cuatro obuses fueron disparados a dos kilómetros de distancia, matando a una agente de mantenimiento e hiriendo a otra.
La operación fue reivindicada por un grupo armado turco, Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), quien ya indicó que los disparos eran de mortero.
El ataque se produjo en el contexto de una nueva ofensiva de Ankara en el sudeste de Turquía contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
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