La historia de Daniel en el mismísimo infierno (parte III)

  • Después de pasar varios años infiltrado en los cárteles colombianos Daniel, un agente estadounidense, se ganó su propia reputación como capo. Su historia en el infierno de la droga pasó por duplicarse a sí mismo: "La gente me preguntaba: ¿cómo te transformas de ese modo?¿De qué modo?, respondía yo, yo soy esa mierda de chico".
Cae una red de narcotráfico vinculada al cártel de Cali con 22 detenciones
Cae una red de narcotráfico vinculada al cártel de Cali con 22 detenciones
Ioan Grillo | GlobalPost

Éste es el último extracto del nuevo libro de Ioan Grillo, "El Narco: insurgencia criminal dentro de México", de los tres que ha publicado la informacion.com. Si quieres volver a leer la primera parte y segunda parte pincha en los enlaces.

Después de varios años en este mundillo, Daniel se construyó su propia gran historia en Panamá. Voló hacia el paraíso de rascacielos de América Central, lleno de hombres de negocios y de criminales de todo el planeta, discotecas deslumbrantes, brillantes casinos y prostitutas de alto standing, todo ello en un cálido clima tropical.

Al igual que la mayoría de los grandes historias, ésta se inició con un informante, un colombiano que heredó una empresa de transporte. El hombre le presentó a los grandes traficantes, y Daniel construyó la relación a partir de ahí.

Los modernos traficantes de drogas subcontratan gran parte de su trabajo de transporte a trabajadores independientes. Esto les ahorra la molestia de tener tantos barcos o aviones, y reduce el número de su propia gente que está cerca del producto. Y todo esto ayuda a crear la estructura diversa de los cárteles, haciendo que sea más difícil acabar con todas las organizaciones que abarcan.

Daniel se hizo pasar por uno los trabajadores independientes que se encargan de los servicios de transporte, ofreciéndoles un precio por tonelada para mover la cocaína en su barco. De esta manera, los traficantes depositaban una gran cantidad de producto en un barco que la DEA estaba realmente controlando - y dan a los agentes de un montón de su dinero.

Es una triquiñuela bastante simple cuando la desmantelas, pero fue a una escala tan agresiva que los cárteles no la captaron.

Para ser convincente, Daniel tuvo que construirse su papel como traficante de drogas independiente, su alter ego. Me muestra una foto de sí mismo en ese personaje. Él tiene el pelo largo con un pañuelo atado alrededor y una mirada salvaje en sus ojos.

"Creé otra persona pero muy realista, para no cagarla La diferencia entre este chico y yo (chasca sus dedos) – es que podría ser yo ahora mismo. Ese es el problema. Él se parece mucho a mí. Crecí de una forma tan salvaje que no es nada. La gente me pregunta, "¿Cómo te transformas de ese modo?", ¿de qué modo? Soy esa mierda de chico.

Daniel alquiló una suite enorme en un viejo hotel de Panamá, donde todos los traficantes pasan el rato. También acudía a los mejores clubs nocturnos y se dejaba ver despilfarrando dinero. Todo formaba parte de tratar de ser convincente.

(La DEA pagó la cuenta de su hotel -. Pero los clubes de striptease salieron de su propio bolsillo) Hizo varios viajes de ida y vuelta a Panamá durante varios meses para construir las relaciones con los traficantes. Se reunía con ellos en llamativos restaurantes. Primero se reunió con uno, luego dos, luego cuatro.

Una vez incluso se sentó con ocho traficantes colombianos.

 

"Es un poco preocupante, porque tienes a un montón de ojos mirándote. Rompí el hielo y hablé de un partido de fútbol. Yo sigo mucho el fútbol - me gusta el Arsenal y me gusta Boca Juniors - y luego hablamos durante horas. Son muy ansiosos y están hambrientos de dinero.

Me gustan las cosas que tienen una descarga de adrenalina y ésta es una de ellas. Lo clandestino es como una carrera, porque no sabes lo que va a suceder, si vas a regresar o no.

Daniel se estaba acercando. Pero el trabajo le estaba costando un peaje. Empezó a perder su propia identidad, para perderse en el llamativo mundo de los traficantes colombianos con su séquito de bellas mujeres. ¿Quién era en realidad? ¿El policía encubierto o el traficante? Antes de acudir a los encuentros, sentía miedo. ¿Y si algo iba mal y se descubría quién era en realidad? Dice que una de las cosas que le mantenía con los pies en la tierra, era un disco del productor de New York Moby, que contenía canciones con ritmos profundos y melancólicos.

 

 "Me gustaba escuchar esta canción y me hacía sentir extremadamente sobrevalorado. Así es como he encontrado la motivación dentro de mí para obtener toda mi energía para hacerlo. Me gustaba tomar un taxi desde la habitación del hotel para ir al encuentro con los "chicos malos" y yo sabía que tenía que ir allí y ganar. Eso es todo lo que tenía que hacer. Yo tenía que ir a confundirlos y convencerles de que yo era realmente quien decía que era.

Nunca desvié mi vista de ellos, nunca miré hacia abajo. Fue muy positivo y afirmativo. Cuando miraba como les miraba entonces también me lo creía. Tenía una mirada muy penetrante. Tenía una mirada que decía:  "Si me jodes, sabes que vas a tener que enfrentarte conmigo cara a cara"

Fue entonces cuando Miami Vice llegó a los cines, con la misma estafa que él estaba vendiendo.

Vio que estaba tentando a su suerte y que su vida corría peligro. Pero, por suerte, parece que los colombianos no vieron la película.

Finalmente llegó el día de la operación. Los colombianos se habían tragado su historia, y entregaron cerca de cuatro toneladas de cocaína y una maleta llena de dinero. Daniel había conseguir sacar de la calle un cargamento de drogas por valor de cientos de millones de dólares.

 

Mostrar comentarios