La Knéset aprueba en primera lectura doblar la barrera electoral de ingreso

  • El Parlamento israelí aprobó hoy en primera lectura elevar del 2% al 4% el porcentaje mínimo de votos para tener representación en la cámara, lo que de facto dejaría fuera a los partidos árabes, que representan a un quinto de la población del país.

Jerusalén, 1 ago.- El Parlamento israelí aprobó hoy en primera lectura elevar del 2% al 4% el porcentaje mínimo de votos para tener representación en la cámara, lo que de facto dejaría fuera a los partidos árabes, que representan a un quinto de la población del país.

La propuesta, que obtuvo 64 votos a favor y 49 en contra, precisa aún la revisión de un comité parlamentario y una segunda y tercera lecturas, que tendrán lugar ya en la sesión de invierno.

La polémica medida fue promovida conjuntamente por el partido ultranacionalista Israel Beitenu, que lidera el exministro de Exteriores Avigdor Lieberman, y el centrista Yesh Atid, de Yair Lapid, como una forma de reducir la elevada fragmentación de la Knéset, que obliga a formar amplias y en ocasiones variopintas coaliciones de Gobierno.

Los dos partidos árabes (Balad y Raam-Taal) y el judeoárabe (Hadash), que en las elecciones del pasado febrero obtuvieron cada uno menos de un 4% de los votos, la ven como un abuso de la mayoría parlamentaria para excluirles de la cámara como representantes de la minoría palestina con ciudadanía israelí, que supone un quinto de la población del país.

La iniciativa ha sido presentada como enmienda a la Ley Básica, de forma que el Tribunal Supremo no pueda tumbarla.

El debate parlamentario, que se extendió de madrugada, dejó momentos emotivos, como las lágrimas de la líder del partido de izquierdas Meretz al anunciar que guardaría silencio en su turno de palabra en solidaridad con los partidos árabes, que habían elegido esa forma de protesta.

Los diputado árabes, los partidos de izquierda de mayoría judía y la formación ultraortodoxa asquenazí, Judaísmo Unido de la Torá, escenificaron su rechazo de pie y en silencio, ante las burlas y recriminaciones del resto de la cámara.

Uno de los legisladores árabes se tapó la boca con esparadrapo, como símbolo del silenciamiento de su comunidad con esta ley, mientras que otro dio la espalda al pleno.

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