Las cacicadas del PP no se arreglan con más cacicadas de la izquierda

Hace unas semanas expliqué por qué Mariano Rajoy le haría un favor a su país y a su partido si anunciara su marcha. Pero entonces no podía imaginar que algunas personas de izquierda trabajarían estúpidamente para impedirlo o, al menos, retrasarlo.

Un ejemplo de este contradiós lo hemos encontrado en la declaración de persona 'non grata'que el ayuntamiento de Pontevedra, ciudad donde Rajoy desarrolló buena parte de su vida, ha aprobado contra el presidente del Gobierno con los votos de PSOE, BNG y Marea.

Cualquiera entiende que una declaración de semejante categoría no puede tomarse a la ligera. Y que nunca debería aprobarse sin el acuerdo de una inmensa mayoría de los representantes públicos. Cuando un ayuntamiento concede una distinción o emite un voto de rechazo a tal o cual persona, debe asegurarse de que los ciudadanos en su conjunto piensan de igual modo. Y que existen motivos incontrovertibles para actuar así.La mitad de Pontevedra apoya a Rajoy

Es falso, rotundamente falso, que los ciudadanos de Pontevedra en su conjunto rechacen a Rajoy. Yo he juzgado a Rajoy y voto por su salida del Gobierno. Lo he dejado muy claro. Lo he puesto por escrito. Pero no puedo erigirme en representante de mis lectores y afirmar que todos piensan lo mismo que yo. Porque, simplemente, no tengo datos objetivos que así lo demuestren.

El PP obtuvo el segundo lugar en las elecciones municipales de 2015 en Pontevedra. En las elecciones generales, los comicios donde los pontevedreses podrían haber mostrado un justificado rechazo a Rajoy, colocaron al PP en primer lugar, con 16.266 votos, por encima de los 13.213 de Podemos-Marea-Anova-EU y los 9.927 del PSOE. En la mayoría de los pueblos de la provincia, ganó el partido encabezado por Rajoy. ¿Quién en su sano juicio puede concluir que los pontevedreses, en general, deseaban declarar 'non grato' a Rajoy?

Cuando una institución condena un acto de terrorismo o un asesinato machista, no suele encontrar debate en su interior. Porque los representantes no tienen dudas sobre lo que opinan sus representados al respecto.

Pero sucede que la mayoría de las cuestiones en la vida son discutibles. Y algunas, muy discutibles. No todas pueden dilucidarse en la dialéctica izquierda-derecha. Por tanto, resulta sectario situar a una institución que representa a todo el mundo en la tesitura de posicionarse en una cuestión tan delicada y controvertida.Una 'cacicada' con apariencia de legalidad

Algunos ayuntamientos se han apropiado de una figura propia del ámbito diplomático (la declaración de persona non grata) para hacer una política mezquina e interesada. Como aclara este artículo de practicopedia.com, este tipo de actuaciones no forman parte de las competencias de los entes municipales.

Para terminar de complicar el asunto, sentencias del Tribunal Supremo establecen que, fuera del ámbito internacional, las declaraciones de persona non grata pueden afectar a la imagen y reputación de una persona. Es decir, que Rajoy podría interponer un contencioso administrativo contra el ayuntamiento de Pontevedra en tanto esa declaración le supone un desprestigio personal.

¿Qué ha conseguido la izquierda con todo esto? ¿Unir a los pontevedreses? Todo lo contrario: dividirlos, encresparlos y enfrentarlos. Y, a la vez, suscitar solidaridad y simpatíade muchas personas de toda España que habían dejado de respaldar a Rajoy pero que ahora sienten que las izquierdas han actuado como verdaderos caciques. Sí: caciques.

Porque un cacique, de izquierda, derecha, arriba o abajo, es aquel que se olvida de que gobierna para todos, incluído los que no piensan como él. O sea, justo lo mismo que, con toda razón, se le ha reprochado a Rajoy, el que aprobó sin consenso normas tan delicadas como la reforma laboral, la ley de Educación, la ley Mordaza, la tasa google, el copago sanitario, por citar solo algunas (aquí puedes ver más)

PSOE, BNG y 'Podemos-Marea etcétera' deberían rectificar. Si esta es la actitud que nos espera con un posible gobierno de coalición de las izquierdas, los españoles habremos perdido. Porque de nada sirve echar a un cacique para poner a otro con distinto collar.

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