Lo que Lobo no cumplió, trabajo y seguridad, por lo que más claman hondureños

  • Las hermanas Karen y Helen Cerrato madrugan de lunes a sábado a montar a orillas de un bulevar de Tegucigalpa un puesto de comida para ganarse entre cinco y siete dólares diarios.

Germán Reyes

Tegucigalpa, 23 nov.- Las hermanas Karen y Helen Cerrato madrugan de lunes a sábado a montar a orillas de un bulevar de Tegucigalpa un puesto de comida para ganarse entre cinco y siete dólares diarios.

Mañana, día de las elecciones generales en su país, Karen y Helen, según dijeron a Efe, votarán para que haya trabajo y seguridad, las únicas promesas de campaña del presidente saliente de Honduras, Porfirio Lobo, que a dos meses de sus cuatro años de mandato no ha podido cumplir.

"Aquí comenzamos a vender baleadas (tortilla de harina de trigo con pasta frita de fríjoles con queso o mantequilla) a las seis de la mañana y nos vamos a las once, el nuevo gobierno lo que tiene que darnos al pueblo es trabajo y seguridad", subrayó Karen.

Su hermana Helen agregó que "aquí falta empleo y seguridad, más escuelas y que se controle a las maras" (pandillas armadas), a las que las autoridades atribuyen en parte la violencia que vive el país centroamericano.

Karen y Helen llegan a su puesto de trabajo, frente a un hotel de Tegucigalpa, a orillas del Bulevar Suyapa, en el extremo oriente de la capital, para atender a diario a decenas de comensales que compran baleadas para comer de pie en el mismo sitio o llevar.

El precio de las baleadas oscila entre "10 lempiras la sencilla con fríjoles y queso o mantequilla, y 24 la especial que lleva carne de pollo, huevo y chicharrón" de cerdo, explicó Karen.

Ambas hermanas, cada una casada y con dos hijos, atienden el pequeño negocio que es de su madre, para quien trabajan a cambio de un salario que oscila entre 100 y 150 lempiras diarios (de cinco a siete dólares).

"Mi mamá se levanta a las dos de la mañana para preparar los fríjoles, la carne, el huevo (revuelto), la horchata y la masa de las tortillas, lo demás lo hacemos aquí nosotras", relató Karen mientras hacia las tortillas, en tanto que su hermana aliñaba "un pedido de cinco baleadas para llevar" de un comensal.

A pocos metros del "comedor", carente de mesas y sillas, y de un techo, espera Ramón Díaz (68), el taxista que a diario transporta a las hermanas Cerrato con los bártulos de su cocina.

"Si Dios lo permite, mañana voy a votar, yo espero que con el nuevo gobierno tengamos seguridad", dijo Ramón, quien trabaja libre en su taxi, a diferencia de los de punto fijo, de los que muchos son víctimas de un "impuesto de guerra" mensual que les cobran las maras.

Muchos taxistas, lo mismo que personas de diversos tipos de pequeños y medianos negocios son asesinados en Honduras cuando se oponen a pagar el "impuesto de guerra" o la extorsión a través de llamadas telefónicas.

La violencia criminal deja en Honduras un promedio de 20 muertes diarias, según registros de organismos de derechos humanos.

De una treintena de personas consultadas por Efe en Tegucigalpa sobre qué esperan de quienes ganen las elecciones de mañana, todas señalaron que lo que hace falta es trabajo y seguridad.

"Lo más que uno pide es que haya empleo y seguridad porque uno es pobre", expresó Roger Cruz, de 28 años, mientras terminaba de lavar un coche en un aparcamiento de un centro comercial en el extremo sureste de la ciudad.

Roger trabaja para una empresa de aseo externo de vehículos que opera en el centro comercial, que paga a sus empleados por comisión.

"No tengo salario fijo, por el primer lavado me pagan 40 lempiras (alrededor de dos dólares) y del segundo en adelante 22 lempiras. A diario lavo unos cinco o seis vehículos, es muy poco, a veces me va algo mejor por las propinas de los clientes", añadió el mismo trabajador, de quien dependen su mujer y sus dos hijos.

El miércoles, Roger no pudo llevar nada a su casa, porque según relató, fue asaltado por delincuentes en la Plaza Central de la ciudad, cuando se dirigía a su casa en el barrio El Chile, cercano al casco histórico de Tegucigalpa.

"Me asaltaron, me quitaron los 200 lempiras que llevaba (diez dólares) y en el centro no había ni siquiera un policía municipal, esa es nuestra realidad", acotó Roger abrigando "la esperanza de que hoy vengan más clientes".

De los 8,5 millones de habitantes que tiene Honduras, 5,3 millones podrán ejercer el voto para elegir un presidente, tres designados presidenciales (vicepresidentes), 298 corporaciones municipales, 128 diputados al Parlamento local y 20 al Parlamento Centroamericano con sus respectivos suplentes.

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