Los personajes de la transición bajo la mirada de Santiago Carrillo

  • "El testamento político" de Santiago Carrillo, que se ha presentado esta semana, tres meses después de su muerte, recoge en forma de memorias las impresiones del histórico dirigente del PCE sobre las personalidades políticas que, junto a él, protagonizaron la transición democrática.

Sonia López

Madrid, 24 nov.- "El testamento político" de Santiago Carrillo, que se ha presentado esta semana, tres meses después de su muerte, recoge en forma de memorias las impresiones del histórico dirigente del PCE sobre las personalidades políticas que, junto a él, protagonizaron la transición democrática.

En el libro, Carrillo enfoca su mirada, crítica en unos casos y benevolente en otros, en personajes como Adolfo Suárez, Felipe González, Alfonso Guerra, el rey Juan Carlos, y muchos más que le acompañaron en ese viaje político.

De todos esos retratos puede sorprender cómo un comunista y firme defensor de la República no escatima en elogios con el jefe del Estado, del que dice que hizo un papel "sumamente útil" para España en ese periodo.

El rey Juan Carlos, "una persona de carne y hueso"

"Este rey desbrozó el camino por el que el pueblo marchó para construir un nuevo sistema democrático que se parece muchísimo a una República", afirma Carrillo en sus memorias póstumas.

Un camino en el que don Juan Carlos, a su juicio, "tuvo la intuición y el coraje de obrar para devolver la soberanía al pueblo español en un momento en que éste carecía de fuerza para arrancarla".

Para el exdirigente comunista, el principal mérito del rey "es haber hecho tabla rasa" con el pasado de la monarquía, inaugurando una actitud inédita hasta ahora de respeto a la soberanía popular.

En un tono más desenfadado, Carrillo aborda su lado más humano para concluir que Don Juan Carlos "es una persona de carne y hueso" con deseos y necesidades parecidas "al común de los mortales", y sobre el príncipe de Asturias vaticina: "si reina como vos lo habéis hecho hasta ahora, será un buen rey".

Felipe González, "mucho más que un líder, un auténtico caudillo"

"Felipe González ha llegado a aparecer, ante su partido, como el hombre providencial. Como no lo fueron nunca, en el pasado, Pablo Iglesias, Julián Besteiro, Indalecio Prieto o Largo Caballero".

Ese es uno de los aspectos negativos que Carrillo apunta en el libro sobre el exsecretario general del PSOE, al que reconoce como "una gran figura política" y "excelente parlamentario".

Al escribir sobre ese "caudillismo", Carrillo recuerda la famosa frase del líder socialista: "morir de éxito", y sostiene que González "acabaría de esculpir su figura excepcional" si fuera capaz de facilitar, de alguna forma, la recuperación del PSOE.

"Pero toda su conducta hasta aquí desautoriza la más mínima esperanza", añade.

Entre los reproches, incluye el haber dejado "en manos de los Boyer, los Solchaga y los Rubio" la política económica, sus "piruetas" sobre la OTAN, y sus reticencias a marcharse tras los escándalos del GAL y de la corrupción, en los que, pese a no dudar de la integridad de González, Carrillo vio motivos suficientes para alejar a un político del Gobierno.

Adolfo Suárez, "demasiado demócrata" para liderar a la derecha

Así veía Carrillo al líder de la UCD, del que destaca su gran capacidad de seducción y su naturalidad para proceder al "enterramiento del franquismo" y moverse después "por los corredores de la nueva democracia como si ésa hubiera sido la vocación de toda su vida".

Según dejó escrito el dirigente comunista, al comienzo de la transición eso pudo atribuirse a una superficialidad, pero desde entonces Suárez dio "pruebas fehacientes" de ser "un sincero demócrata" y de haber tenido desde el principio, junto con el rey, el plan de acabar con la dictadura de Franco.

"Suárez abandonó con dignidad la jefatura del gobierno", dice Carrillo, que añade que con igual dignidad ha asumido el "ostracismo" en que hoy se halla.

Manuel Fraga, la voluntad de mantener "una reputación de duro"

"Su pasado de ministro de la dictadura es sin duda, desde el punto de vista de un antifranquista, absolutamente condenable. El autoritarismo de su carácter le hacía poco simpático (...). Y a la vez su evolución en el periodo democrático ha sido ciertamente de utilidad para atraer al terreno constitucional a sectores de la derecha que antes no concebían para España más que un poder dictatorial", escribe Carrillo de Fraga.

De él destaca su gran sentido del humor. De hecho, le hace protagonista de una de las anécdotas más amables del libro, en la que recuerda la última vez que ambos se encontraron en el 33 aniversario de la Constitución.

Apostaron por quien abandonaría primero este mundo y Carrillo lo tenía claro: "Irás tú delante, Manolo, porque la derecha desgasta mucho. Y encima no fumas", le dijo.

Alfonso Guerra, el hombre que podría "levantar la izquierda"

A pesar de apuntar esa esperanza, Carrillo reconoce que Guerra, trabajador y estudioso incansable, hoy es "más un hombre de pensamiento que de acción" y que en el PSOE figura entre los "ya amortizados".

"Es fundamentalmente un intelectual", en el que queda poco de aquel Guerra pareja de Felipe González.

El libro recuerda como algún gracioso los llamaba los Reyes Católicos: "tanto monta, monta tanto", y subraya que en política hay pocos casos de lealtad tan sostenida como la de Guerra a González, en cuyo alejamiento Carrillo ve razones políticas, pero también ideológicas.

"Guerra pasó de ser el más firme apoyo del otro a ser visto, no sólo como un obstáculo, sino como un competidor".

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