Margallo, abierto a reforma constitucional, pero separada del debate catalán

  • El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, se ha mostrado hoy abierto a estudiar una reforma constitucional, siempre que se haga con prudencia y acuerdo previo, pero ha pedido desvincular ese posible cambio del debate catalán, pues en ningún caso contentaría a los independentistas.

Madrid, 22 oct.- El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, se ha mostrado hoy abierto a estudiar una reforma constitucional, siempre que se haga con prudencia y acuerdo previo, pero ha pedido desvincular ese posible cambio del debate catalán, pues en ningún caso contentaría a los independentistas.

Margallo se ha pronunciado así en un coloquio sobre federalismo con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el exministro socialista y exeurodiputado Enrique Barón.

El ministro, tras apuntar que es al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a quien compete decidir si es el momento o no de reformar la Constitución, ha indicado que el Ejecutivo no está "en absoluto cerrado" a afrontar ese debate.

Pero en todo caso ha pedido un acuerdo previo de los principales partidos, prudencia y tener claro qué se quiere cambiar y qué no, para no correr el riesgo de abrir "la caja de Pandora".

A su juicio, la Carta Magna tiene defectos "de fondo", como el no reconocer la igualdad de género en la sucesión de la Corona, la indefinición en la atribución de las competencias, la funcionalidad del Senado o la financiación de las comunidades, pero también ha tenido problemas de funcionamiento, uno de ellos la falta de lealtad institucional por parte de algunos.

Para Margallo, hay ciertas "líneas rojas" que no se pueden atravesar, como la soberanía del pueblo español, la indivisibilidad del Estado o la igualdad de todos los españoles.

Y ciertas condiciones previas a la negociación, entre ellas desvincular la reforma de la Constitución de la cuestión catalana.

"Debe ser reforma de todos y entre todos. Son los estatutos de la comunidad de vecinos y nadie se pone a discutir cómo se usa el ascensor con un señor que dice que quiere prenderle fuego al edificio", ha aseverado.

Respecto a Cataluña, ha rebatido que pueda haber desafección por falta de inversiones o por cuestiones lingüísticas o culturales y, por contra, ha apreciado que existe un problema con el sistema de financiación y que procede revisarlo.

Es partidario de determinar una serie de líneas básicas sobre el funcionamiento de qué es o no es un servicio básico y, más allá de eso, aumentar la corresponsabilidad fiscal para obligar a los dirigentes autonómicos a pedir esfuerzos a sus ciudadanos si quieren mantener determinados servicios que no sean considerados básicos.

Por su parte, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha estado de acuerdo con Margallo en que la reforma constitucional tiene que tener un "acuerdo previo" entre el PP y el PSOE y ha insistido en que a menudo le dice al presidente Rajoy "en público y en privado que, si afronta esa reforma constitucional, tendrá el apoyo del PSOE".

Sánchez ha señalado que en el marco de esa reforma habría que añadir nuevos derechos sociales y de ciudadanía, introducir medidas de regeneración democrática -como las dirigidas a reducir el número de aforados- y cambiar el Senado para convertirlo en una verdadera cámara territorial.

Ha coincidido también con el ministro en la necesidad de "revisar" el sistema de financiación autonómica, aunque ha discrepado con él en lo referente a desvincular el problema de Cataluña de la reforma constitucional.

Tras insistir en que el conflicto de Cataluña "no es por falta de ideas o soluciones", sino por "falta de voluntad política para afrontar de manera audaz y valiente" un nuevo modelo territorial, el líder socialista ha insistido en tender la mano al Gobierno para que "resuelva esta crisis con prudencia y humildad".

Asimismo, ha hecho hincapié en que la reforma de la Constitución en un sentido federal que propugna el PSOE "no es para contentar al independentismo, sino para dar una salida a los que quieren seguir juntos".

En su defensa del federalismo, Sánchez se ha mostrado convencido de que un Estado federal es "más democrático", porque permite más "contrapesos" de poder en los organismos constitucionales y reguladores, en lugar de concentrarlo todo en el partido que gobierna el país.

A su juicio, "siempre el partido que está en el Gobierno al final acumula mucho poder de decisión" en los nombramientos de esos organismos, mientras que unas estructuras federales lo que harían sería "no concentrar tanto poder en el partido que está gobernando, sino repartirlo", con lo cual la "democracia sería más plena".

También ha afirmado que el federalismo no es solamente una "arquitectura institucional", sino que representa la "voluntad de compartir un destino unidos" y que "garantiza la unidad en la diversidad".

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