Más de 7 millones de empleados del servicio doméstico tienen entre 5 y 14 años


Alrededor de 7,4 millones de niños entre 5 y 14 años son empleados domésticos en casas de otras familias, cifra que se eleva a más de 15,5 millones si se tiene en cuenta el total de menores de 18 años en todo el mundo.
Así se refleja en el nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El Día Mundial contra el Trabajo Infantil 2013, que se celebra este miércoles, está dedicado a la erradicación del empleo de niños en el trabajo doméstico, una actividad de la que se ocupa de forma especial la investigación publicada hoy.
Unicef y la OIT han querido así hacer visible la realidad de estos menores, de los que además el 85,8% son niñas. De hecho, del total de trabajadores entre 5 y 17 años que desempeñan estas tareas, 11,3 millones son chicas y 4,2, varones.
La brecha se amplía, además, a medida que los menores se acercan a la edad mínima legal de acceso al empleo (15 años en la mayoría de las legislaciones).
De acuerdo con los datos de la OIT, más de 215 millones de menores en todo el mundo padecen el trabajo infantil y, de ellos, unos 115 millones están empleados en sus peores formas (actividades peligrosas en la agricultura o la minería, sobrecarga física, jornadas laborales de más de 60 horas...).
Alrededor de 5,5 millones de niños son, asimismo, víctimas del trabajo forzoso y viven en condiciones de esclavitud, añade el documento, y destaca que aunque no se disponen de estadísticas oficiales, las ONG denuncian la venta de niños para el servicio doméstico como pago por deudas familiares o como resultado de la trata.
ORIGEN CULTURAL
Los pequeños empleados en el servicio doméstico realizan labores de limpieza, lavado, planchado, carga y transporte de agua, cuidado de otros niños y de personas mayores y jardinería, entre otras actividades.
Además, el informe destaca cómo esta ocupación priva a los pequeños del acceso a la salud y a una educación adecuada. Se ven desplazados de sus hogares y viven una situación de aislamiento, en la que dependen totalmente de sus patronos y son más vulnerables a la violencia sexual, a los malos tratos, a las humillaciones y a todo tipo de abusos.
Este tipo de empleo infantil obedece a una tradición cultural muy arraigada en muchos países en desarrollo, donde se estima que la educación de las niñas no tiene valor y que estas emplean mejor su tiempo en la realización de las tareas de casa.

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