Matteo Renzi, una apuesta por la renovación en la política italiana

  • Matteo Renzi, de 37 años y licenciado en Derecho, representa la corriente del cambio en la política italiana y de renovación de sus clases dirigentes, en las primarias del centroizquierda para elegir a su candidato de cara a las elecciones generales que se celebrarán en Italia en 2013.

Eulalia Blanchart

Roma, 2 dic.- Matteo Renzi, de 37 años y licenciado en Derecho, representa la corriente del cambio en la política italiana y de renovación de sus clases dirigentes, en las primarias del centroizquierda para elegir a su candidato de cara a las elecciones generales que se celebrarán en Italia en 2013.

Procedente del área católica del Partido Demócrata (PD), Renzi no ha dudado en nadar contracorriente dentro de su propia formación y se ha mostrado muy crítico contra el anquilosamiento del que adolece la política del país, reclamando que los líderes den paso al relevo generacional.

Este es el mensaje que ha centrado la campaña de este joven político, casado y con tres hijos, que con tan solo 29 años alcanzó la Presidencia de la provincia de Florencia y desde 2009 la Alcaldía de su capital, y quien hoy se enfrenta en la segunda vuelta al actual secretario general del PD, Pier Luigi Bersani, de tradición comunista.

Dos estilos muy diferentes, que se han planteado en Italia como un duelo entre la tradición y la novedad, representada por un Renzi que tiene como modelos al británico Tony Blair o los estadounidenses Bill Clinton y Barack Obama para "cualquier líder o aspirante a líder del centroizquierda".

Así, busca alejar a la formación de su herencia comunista y ha asegurado su compromiso con la agenda del Gobierno tecnócrata de Mario Monti en lo que se refiere al rigor presupuestario.

Ha rechazado la introducción de un impuesto sobre el patrimonio, como pide el PD, y ha apoyado varias medidas aprobadas por el actual Ejecutivo tecnócrata, como algunos recortes del gasto, que ha señalado como "una oportunidad de corregir diferencias existentes y de obtener una mejor burocracia".

Pese a reconocerle algunos fallos, también ha defendido la reforma de las pensiones acometida por el Gobierno que, entre otros puntos, aumentó la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, despertando fuertes críticas tanto de la actual directiva del PD como de los sindicatos, que denunciaron que recaía sobre los trabajadores y los sectores más débiles de la sociedad.

En su programa defiende, además, la necesidad de aligerar la maquinaria del Estado con una reducción del número de parlamentarios y de los empleados públicos y se opone a la financiación pública de los partidos, algo mal visto desde la formación progresista, que cree que sin esas ayudas, la política caería en manos de los grupos de poder.

Otro punto de desacuerdo con la línea del PD se encuentra en política exterior con su posición sobre el reconocimiento de Palestina como Estado observador de Naciones Unidas, ya que mientras la formación progresista ha sido siempre filoárabe, Renzi ha reiterado sus dudas.

Sus ideas le han hecho ganar consensos tanto entre los sectores progresistas, como entre los conservadores de centro y en el mundo empresarial, algo de lo que el propio Renzi no reniega, como ya dejó claro en la presentación de su campaña en septiembre, cuando aseguró que no tenía "miedo" de recoger el apoyo de quien votó a la derecha en el pasado.

Sin embargo, esas mismas ideas también han despertado las críticas de los sectores más de izquierdas, que le consideran ajeno a los objetivos de su partido, mientras algunos de los veteranos de su formación incluso le han acusado de estar en sintonía con el ex primer ministro conservador Silvio Berlusconi.

Entre sus detractores también hay quien señala poca definición y ambigüedad en su programa, mientras algunos subrayan su inexperiencia en el Parlamento ante un Bersani que a lo largo de su trayectoria ha sido ministro en dos ocasiones bajo los ejecutivos de Romano Prodi y Massimo D'Alema.

Él, sin embargo, responde que bajo su liderazgo el PD ganaría apoyos en toda Italia en la carrera a las elecciones y a aquellos que le acusan de estar más próximo a la derecha que a la izquierda, les recuerda que en la primera vuelta de las primarias obtuvo la victoria en regiones tradicionalmente 'rojas' como Emilia Romagna, "su" Toscana y Las Marcas.

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