Mauritania no quiere participar en la guerra de Mali pero sí en la paz

  • Mauritania, uno de los vecinos claves de Mali, parece acabar con la ambigüedad que ha rodeado su implicación en la guerra de Mali: se ha negado hasta ahora a intervenir en el conflicto, pero no descarta formar parte de una fuerza de paz auspiciada por la ONU.

Maarouf uld Daa

Nuakchot, 14 mar.- Mauritania, uno de los vecinos claves de Mali, parece acabar con la ambigüedad que ha rodeado su implicación en la guerra de Mali: se ha negado hasta ahora a intervenir en el conflicto, pero no descarta formar parte de una fuerza de paz auspiciada por la ONU.

"Nuestro país no puede intervenir en la guerra de Mali porque se desarrolla entre los Estados de la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental), del que Mauritania no es miembro", explicó la semana pasada el presidente mauritano Mohamed Ould Abdel Aziz, quién agregó además: "No estamos preparados".

El presidente señaló que el hecho de no participar en la intervención militar en el norte de Mali, hasta hace poco ocupado por grupos islamistas armados, no significa que Mauritania sea contraria.

"En ningún momento Mauritania ha estado en contra de la intervención militar en Mali", sentenció Abdel Aziz, para después recordar que "nosotros hemos intervenido incluso antes de que el problema surgiese".

Mali está sumido en una crisis institucional y otra territorial desde el 22 de marzo de 2012, cuando un grupo de militares encabezados por el capitán Amadou Haya Sanogo depuso al presidente Amadou Tumani Turé, que había sido elegido democráticamente.

Aprovechando el vacío de poder varios grupos rebeldes, entre independentistas tuaregs y radicales islámicos, se hicieron con el control del norte del país, una región de 850.000 kilómetros cuadrados.

Ante la incapacidad de las fuerzas armadas nacionales para enfrentarse a los rebeldes, el pasado 11 de enero el Ejército francés optó por intervenir en el conflicto en Mali; por su parte la CEDEAO ha desplegado una fuerza multinacional de apoyo, incluidas tropas chadianas.

Pero mucho antes de esta intervención, el Ejército mauritano llevaba ya tiempo luchando contra Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), y lanzó tres ofensivas de gran envergadura (julio 2010 y junio y octubre de 2011) contra las bases de los yihadistas en territorio maliense.

El presidente Aziz, que ha reiterado en varias ocasiones que su país responderá a cualquier intento de infiltración de combatientes islamistas en su territorio, aseguró la participación de su ejército "en cuanto sea posible" en una fuerza de paz de la ONU en el norte de Mali o en la frontera con este país.

"No existe un cambio de actitud por parte de Mauritania y tampoco una contradicción en lo referente a sus posiciones", explica Mohamed Salem Ould Dah, presidente del Centro de Estudios Africanos y Árabes (CAAE, siglas en francés) de Nuakchot.

"Cuando se trata de combates propiamente dichos, el Ejército mauritano no quiere provocar a los grupos islamistas con los que ya ha llevado a cabo su propia guerra utilizando sus propios medios", añadió.

Según el presidente de la CAAE, los militares mauritanos se esfuerzan para que estos grupos estén controlados, y evitar así, por el "efecto contagio", sucesos como el ataque contra la planta de gas en Argelia, un país al que los yihadistas acusaron de abrir su espacio aéreo a los aviones franceses.

Asimismo, Dah comenta que tampoco Nuakchot quiere causar dificultades en zonas habitadas en gran parte por tribus árabes y tuaregs que mantiene estrechos vínculos con la sociedad mauritana.

Por su parte, Ahmed Salem Ould Moctar Salem, experto en grupos terroristas en el Sahel, afirma que Mauritania, único país que hasta el momento ha luchado contra los terroristas en su santuario maliense, no apreció el lanzamiento de una acción militar franco- africana sin consultar a los países de la región (Mauritania, Mali, Argelia y Níger).

Estos cuatro países, unidos por la voluntad de luchar conjuntamente contra el terrorismo en el Sahel, disponen de estructuras de cooperación como la Unidad de Fusión y Enlace (UFL), encargada de la información, y el Comité de Estado Mayor operacional conjunto (CEMOC), que abordan estos temas.

Y mientras Aziz insiste en no intervenir militarmente en Mali, al mismo tiempo se enorgullece en destacar que su país "impide a los terroristas refugiarse en Mauritania y los dirige hacia el norte de Mali para permitir a las unidades desplegadas destruirles en sus guaridas".

Sin embargo, Salem subraya que Mauritania no puede permitirse permanecer ajeno a la estabilización de un país con el que comparte más de 2.200 kilómetros de frontera, con zonas comunes de trashumancia, tribus que viven en ambos lados y con intercambios comerciales.

Este experto añade que, aunque minoritaria, una parte de la clase política en Mauritania apoya la participación del Ejército nacional en los combates contra los grupos terroristas en el país vecino.

Aunque tarde y participando con una fuerza de estabilización y no de combate, Nuakchot se acercaría así a sus socios occidentales quienes le reconocen su mérito en la lucha contra el terrorismo.

De este modo, Mohamed Ould Abdel Aziz podrá también decir a su pueblo que Mauritania toma parte en la paz, pero no en la guerra.

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