Mayoría de casos de abuso sexual infantil que analizan psicólogos son falsos

  • El deseo de venganza en un proceso de divorcio o, incluso, la vergüenza de confesar a los padres el ser homosexual pueden llevar a denunciar un abuso sexual a un menor. Más de la mitad de los casos que analizan los psicólogos forenses a requerimiento de un juez resultan ser mentira.

Madrid, 17 feb.- El deseo de venganza en un proceso de divorcio o, incluso, la vergüenza de confesar a los padres el ser homosexual pueden llevar a denunciar un abuso sexual a un menor. Más de la mitad de los casos que analizan los psicólogos forenses a requerimiento de un juez resultan ser mentira.

Y no es nada fácil descubrirlo, según dicen a Efe dos psicólogos forenses del Instituto de Medicina Legal que han explicado su experiencia en el VII Congreso Internacional de Psicología Jurídica y Forense celebrado en Madrid durante tres días y que ha reunido a más de 400 especialistas de 17 países.

Para Máximo Winberg, psicólogo forense que lleva años evaluando las secuelas en menores víctimas de abusos sexuales y la credibilidad de sus testimonios cuando así lo demanda la administración de Justicia, existe un "alto porcentaje" de casos falsos.

"Esto no quiere decir que no existan abusos sexuales a niños, en absoluto, pero sí que hemos detectado que más de la mitad de los casos en los que el juez tiene dudas al no contar, por ejemplo, con una prueba médica, y nos pide colaboración, el delito no es tal", ha explicado a Efe Winberg.

Lo que deja claro es que desde hace años existe una polémica sobre este asunto, entre los que defienden que apenas un 2 por ciento de los casos sobre abusos son falsos y los que sostienen que el número de simulaciones de estos delitos está en España "en las más altas cifras de la literatura científica, entre el 60 y el 90 por ciento".

Si bien ambas afirmaciones son contradictorias, "en cierto modo, también son verdaderas", explica Winberg. La primera porque solo tiene en cuenta las sentencias que, en última instancia, dejan acreditado que se trataba de un delito simulado y, la segunda, al incluir tanto las denuncias que se quedan por el camino -casi de inmediato se descubre el engaño- como las que, a pesar de avanzar en un proceso judicial, resultan también falsas.

Detrás de un falsa acusación de abuso sexual infantil, sostiene este psicólogo, puede haber diversas motivaciones del denunciante, la mayoría asociadas a procesos de separación y en los que subyacen deseos de venganza hacia la expareja.

Y no siempre, explica Winberg, es la mujer la que denuncia estos supuestos abusos sexuales a su hijo o hija de su expareja. Existen casos en los que es el exmarido el que, también por venganza, acusa a la nueva pareja de su ex de abusar del menor.

"He llegado a escuchar a una niña de cuatro años decir 'mi mamá me ha dicho que te cuente que me ha pasado esto para que así estemos siempre juntas'", relata este especialista que recuerda que también hay menores que denuncian en falso.

Fue el caso de otra niña que dijo haber sufrido durante más de diez años abusos de su abuelo, un tío y un amigo de su padre; después de muchas entrevistas, los psicólogos descubrieron que lo que padecía la menor era un trastorno de personalidad de ideas delirantes persistentes.

También el de un adolescente al que sus padres "pillaron" con contenidos pornográficos en su ordenador y conversaciones con un adulto a través de un chat. Denunció que le había engañado para tener relaciones sexuales, una acusación que resultó ser mentira porque el menor había quedado varias veces con él de forma voluntaria.

La experiencia de Winberg, quien asegura que sus dos últimos casos analizados han resultado falsos, es similar a la de su colega Ramón Vilalta quien sostiene de los 50 expedientes que ha evaluado en los últimos meses, más de 40 son falsos.

Ambos defienden que llegar a descubrir el engaño no es fácil ni tampoco que a los falsos denunciantes, que están cometiendo un delito, les acusen por este hecho. "Basta con que digan que pensaba que el niño estaba así porque esa persona le había hecho algo al menor".

Un gesto inconveniente o una narración de los hechos que varía en función de las preguntas pueden ser algunos de los indicios que lleven a los especialistas a destapar una acusación simulada.

Con todo, hacen hincapié que en el caso de los abusos sexuales es bastante más fácil probar que han existido que demostrar que son mentira".

"De entrada y en un hecho tan grave porque se cree a la víctima", aseguran ambos y, por otro lado, porque para descubrir si existe o no engaño hay que seguir un método de investigación complejo que no siempre da resultado.

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