Rubalcaba, el químico que dejó atada la sucesión del Rey y que derrotó a ETA

Rubalcaba, el químico que dejó atada la sucesión del Rey y que acabó con ETA
Rubalcaba, el químico que dejó atada la sucesión del Rey y que acabó con ETA
PSOE

Alfredo Pérez Rubalcaba nos ha dejado este viernes a los 67 años tras una larga carrera dedicada a la política y al servicio público. Hombre fuerte tanto en los gobiernos de Felipe González como de José Luis Rodríguez Zapatero, el de Solares pasará a la historia de nuestro país por dos hitos: el primero, haber pilotado, con exquisita pulcritud, la sucesión en la Corona. Sin él al frente del PSOE todo pudo haber sido diferente. Y el segundo, no menos importante, haber derrotado a la banda terrorista ETA tras casi mil muertes y miles de heridos. Hombre prudente y fiel aficionado del Real Madrid, fue un socialista de los de toda la vida, de los que asumió responsabilidades cuando otros miraban para otro lado. Es el primer secretario general del PSOE tras el franquismo que fallece

Los últimos años de Rubalcaba los pasó dedicados a la universidad. Desde 2015 iba a diario a su despacho de la Complutense, al departamento de Química Orgánica. Se reincorporó a su puesto en la facultad tras abandonar la política, con la primera victoria de Pedro Sánchez en las primarias. Allí, en un despacho de apenas unos metros cuadrados, solía recibir a alumnos y a antiguos compañeros de la política. En la antesala, dos escoltas se encargaban de proteger su seguridad. Y es que al profesor no le importó bajarse del coche oficial y subirse a un Skoda rojo para retomar su carrera e ir todas las mañanas a la Ciudad Universitaria.

Rubalcaba siempre dio la cara por el PSOE en los momentos más delicados. Después de su paso por el último Gobierno de Felipe González, donde llegó a ser ministro de Educación y de Presidencia, se convirtió en una pieza clave en la oposición, ya con José Luis Rodríguez Zapatero en la secretaría general. El de León le encargó dirigir la campaña de 2004, la que les devolvió a La Moncloa tras el 11-M, y le nombró su primer portavoz parlamentario, creando una estilo propio en la bancada socialista. Celebres serán sus disputas con el entonces diputado del PP, Ignacio Gil Lázaro -hoy en Vox- a cuenta del caso Faisán:

En 2006 llegó su ascenso. Zapatero le encomendó el Ministerio del Interior, en sustitución de José Antonio Alonso. Su principal cometido fue derrotar a ETA. Y lo consiguió, en 2011, cuando los socialistas se encontraban a las puertas de dejar el Gobierno. Para la posteridad quedará su frase "ETA para porque no puede más y necesita reconstruirse, no hay que engañarse", que significó un antes y un después en la lucha antiterrorista. En los servicios de Información de la Policía Nacional y de la Guardia Civil todavía se conserva, en general, un grato recuerdo de su antiguo jefe.

Cuentan en el PSOE que Rucalcaba tenía una inteligencia fuera de lo habitual. Y que era temido por su poder, tanto dentro como fuera del partido. "No había nadie como él en el PSOE", comentan. Lo cierto es que el cántabro tuvo que asumir 'marrones' cuando nadie quería hacerlo. Primero cuando Zapatero se marchó, asediado por la dura crisis económica. Rubalcaba se hizo entonces cargo de las riendas del partido. Sabía lo que se le venía encima, pero lo aceptó. En las elecciones de 2011 los socialistas cosecharon su peor resultado de la historia, por aquel entonces, con 110 diputados y 7.003.511 votos (Sánchez logró el 28-A poco más: 7.480.755 sufragios). Era la época del bipartidismo, lo que dejó a Mariano Rajoy en La Moncloa con su mayoría absoluta.

Rubalcaba, el químico que dejó atada la sucesión del Rey y que acabó con ETA
Rubalcaba durante un acto en Ferraz antes de su dimisión / PSOE

A pesar del resultado, Rubalcaba siguió dando la cara por el PSOE. Se presentó a unas primarias 'a cara de perro' contra la también malograda Carme Chacón. Y las ganó por solo 22 votos. Quiso unir al PSOE, recuperar electoralmente al partido, pero no lo consiguió. Aguantó al frente de Ferraz y protagonizó en primera persona la impoluta abdicación de don Juan Carlos y la proclamación de don Felipe. En unos días se cumplen cinco años. Tras las europeas de 2014 se marchó, siendo su sucesor un joven emergente por aquel entonces, Pedro Sánchez.

Con el Rey Felipe tenía una relación excelente. De hecho, el monarca llamó el jueves por la mañana a la mujer de Rubalcaba para interesarse por su estado y pidió que se le informara en todo momento de su situación. También tenía una relación cercana con Rajoy, por cuestión generacional. Con Sánchez la relación no era mala, pero tampoco se encontraba entre su núcleo de asesores aúlicos. De hecho, él fue quien acuñó la expresión "Gobierno Frankenstein" para referirse a un acuerdo imposible con los independentistas.

Rubalcaba defiende que el PSC exprese su opinión sobre la abdicación del Rey
Rubalcaba junto al Rey emérito don Juan Carlos / LI

Madridista fiel, sufridor con los resultados del equipo blanco y amante del deporte en general (llegó a correr los 100 metros lisos en 11 segundos), Rubalcaba seguía conservando amigos de los de toda la vida. Le gustaba veranear en las playas asturianas. Y no quería móviles modernos, ni redes sociales. Su principal herramienta de trabajo era un viejo Nokia del que no se separaba. Y que no paraba de sonar, también en la universidad. Ahora es momento de rendirle homenaje en un momento que le gustaba especialmente: el de las campañas electorales. 

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