Museo de Montreal devuelve a Nueva Zelanda la cabeza de un guerrero maorí

  • El Museo de Bellas Artes de Montreal devolvió hoy a Nueva Zelanda la cabeza de un guerrero maorí que tenía en su posesión desde mediados del siglo XX.

Toronto (Canadá), 21 nov.- El Museo de Bellas Artes de Montreal devolvió hoy a Nueva Zelanda la cabeza de un guerrero maorí que tenía en su posesión desde mediados del siglo XX.

La institución canadiense entregó la cabeza del guerrero a representantes del Museo de Nueva Zelanda durante una ceremonia a la que asistieron indígenas maoríes originarios del sur del Pacífico que entonaron canciones tradicionales.

Los restos humanos, conocidos en la lengua maorí como Toi Moko, serán enterrados en Nueva Zelanda.

La cabeza estuvo en exhibición en el Museo de Bellas Artes de Montreal un breve periodo, entre 1982 y 1984, tras el que fue almacenada en el museo.

Esta es la quinta, y última, que estaba en posesión de instituciones canadienses, incluidos el Museo Canadiense de Civilizaciones y el Museo Real de Ontario, dos de los museos más prestigiosos del país.

Todos los demás Toi Moko que existían en Canadá fueron devueltos a Nueva Zelanda en 2008.

Según el Museo de Nueva Zelanda, los maorí (que tradicionalmente cubrían su cuerpo con complicados tatuajes, incluida la cara) preservaban las cabezas de personas para rendirles tributo o para ridiculizar a sus enemigos.

Tras la llegada de los europeos a Nueva Zelanda, la tradición de preservar cabezas de los maoríes causó fascinación y en el siglo XIX centenares de Toi Moko fueron comprados a cambio de armas para ser exhibidos en museos de Europa y Norteamérica.

En las últimas décadas, las autoridades neozelandesas y los líderes maoríes han lanzado una operación para recuperar centenares de cabezas que se encontraban en posesión de museos y particulares en todo el mundo.

A principios de año, veinte Toi Moko fueron devueltos por Francia tras varios años de negociaciones. Desde 1980, alrededor de 320 cabezas maoríes han sido entregadas a Nueva Zelanda.

El país calcula que todavía quedan otras 500 cabezas esparcidas por el mundo, la mayoría en colecciones privadas.

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