Al recibir a Netanyahu en el Salón Oval, Obama dijo que "no es un secreto" que ambos mantienen desacuerdos, pero mencionó el "lazo extraordinario" entre los dos países, al tiempo que el primer ministro israelí le reafirmó el compromiso de su gobierno con el diálogo de paz con los palestinos.
El mandatario estadounidense ofreció a Netanyahu un largo apretón de manos y posteriormente aseguró que la seguridad de Israel permanecía como una prioridad absoluta de la política exterior de su gobierno.
En contrapartida, Netanyahu buscó disipar la impresión generalizada -reforzada por comentarios en su propia campaña electoral- de que se opone a la creación de un estado palestino.
A lo largo de décadas, la propuesta de una "solución de dos estados" fue la base fundamental de los esfuerzos de paz. Durante mucho tiempo, Netanyahu provocó la ira de la Casa Blanca al sugerir que la solución de los dos estados era una propuesta liquidada.
"Sigo comprometido con una visión de paz de dos estados para dos pueblos, un Estado palestino desmilitarizado que reconozca al Estado de Israel", dijo Netanyahu.
El primer ministro israelí añadió que quería "dejar claro que no he renunciado a la esperanza de paz. Nunca renunciaremos a la esperanza de paz".
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