Ovaciones y silbidos en la universidad socialista para el ministro Valls

  • El ministro francés del Interior, Manuel Valls, recibió hoy tanto ovaciones como silbidos durante su discurso en la Universidad de Verano de La Rochelle, donde intentó poner fin a todas las polémicas que le han rodeado este verano.

París, 24 ago.- El ministro francés del Interior, Manuel Valls, recibió hoy tanto ovaciones como silbidos durante su discurso en la Universidad de Verano de La Rochelle, donde intentó poner fin a todas las polémicas que le han rodeado este verano.

Su intervención, calificada por el diario "Libération" como "el último acto de su secuencia estival", era la más esperada de esta tradicional cita de los socialistas en esa localidad del oeste del país.

Sus diferencias sobre la reforma penal con la ministra de Justicia, Christiane Taubira, la sugerencia de revisar la política de inmigración, su omnipresencia mediática o el haber considerado "digno de interés" las propuestas de un estudio que recomienda prohibir el velo musulmán en las universidades le habían puesto en el punto de mira.

Valls, en un acalorado discurso, recordó hoy que "el ministro del Interior es socialista", y centró su intervención en apagar esos fuegos y en la necesidad de hacer frente al alza y los postulados del ultraderechista Frente Nacional (FN).

La agrupación liderada por Marine Le Pen, según él, es "un partido que simplifica todo y que no arregla nada. Ahí está el peligro, pero también su debilidad". Está en manos de los socialistas, dijo, "demostrarlo con elementos ideológicos, pero también con argumentos prácticos".

Valls recalcó la importancia de condenar el discurso de la extrema derecha, y quiso dejar claro que es la izquierda quien encarna los valores de la República, de la nación y del laicismo.

"Debemos ser capaces de aplicar una película respetuosa de las reglas", añadió en su discurso, en el que afirmó por ejemplo que está "profundamente convencido de que la inmigración supone una oportunidad", pero también de que esta debe estar "regulada", porque quien afirma lo contrario solo "vende ilusiones".

Entre aplausos que no pudieron silenciar algunos silbidos, el ministro destacó que los socialistas no deben "evitar ningún tema", y apuntó que el laicismo "es un combate de la izquierda", pero también que el islam es "compatible con la democracia".

En esa aparición, que puso a prueba su popularidad entre las filas del partido, quiso cerrar igualmente sus divergencias con Taubira, materializadas este mes en una carta filtrada por el diario "Le Monde", en la que este le pedía al presidente, François Hollande, que actuara como mediador en la futura reforma penal.

"Taubira es una amiga, una ministra de la que todos conocéis sus cualidades. Desde hace un año trabajamos juntos. Queremos lo mismo, reformar la ley penal. No cederé a ninguna maniobra de desunión", concluyó hoy el socialista, el político mejor valorado del Ejecutivo, con un 61 % de aprobación, según las últimas encuestas.

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