Pedro Sánchez se equivoca al no nombrar a Podemos, según los expertos

    • El líder del PSOE sigue la táctica de no mencionar al partido de Iglesias, al que se refiere con el término "populismo", para no darle más visibilidad.
    • "La gente se da cuenta de que detrás hay una estrategia, y eso no le gusta", dice Jorge Santiago, profesor de Asesoría Política de la Universidad Pontificia de Salamanca.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez

El sábado, en su primer discurso ante el Comité Federal del partido, Pedro Sánchez pronunció la palabra "podemos" en cinco ocasiones. Pero no "Podemos". La marca de Pablo Iglesias es un término que el secretario general del PSOE se tiene vetado. No lo ha mencionado en ninguno de sus discursos, ni tampoco en sus entrevistas. Intervenciones en las que el líder socialista "esconde" a la formación bajo otro término."El PSOE es incompatible con el PP y el populismo", "No pactaremos con el populismo", "Existe una coalición de intereses del PP y el populismo", ha expresado en los últimos días.

Más allá de la anécdota, existe en ello una auténtica estrategia de discurso. "Cuando tú mencionas una realidad, la estás reconociendo y le das carta de credibilidad. Si no la mencionas, no existe", explica Fran Carrillo, asesor de comunicación política y director de La Fábrica de Discursos, que considera que esa estrategia responde a un "mal asesoramiento".

"Sánchez no quiere darle mayor visibilidad o proyección mediática a ese partido político que puede hacer bastante daño al PSOE. Es una manera de no participar en toda la alegoría mediática que existe en torno a este partido y no alentarlo más", opina Jorge Santiago, director del Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Universidad Pontificia de Salamanca.

La técnica se emplea con frecuencia en el lenguaje económico. Ocurrió, recuerdan, cuando Zapatero se resistió a emplear el término "crisis" pese a que era ya una evidencia.

El partido de Iglesias también es una realidad mediática y social, coinciden, "la gente no dice populismo, dice Pablo Iglesias y Podemos. Y si eso está en el lenguaje popular y tú no lo asumes, queda ridículo", afirma Carrillo.

Referirse a Podemos como "populismo" también guarda una intención. "Agrava aún más el concepto", dice este experto, que explica que en una Europa polarizada entre un frente conservador, representado en la Alemania de Merkel y otro populista, Sánchez introduce a la formación de Iglesias en el saco del Frente Popular de Marine Le Pen o del Movimiento Cinco Estrellas de Italia. "Y mientras tanto da a entender que el PSOE no está alineado y quiere constituirse como tercera vía, lo cual no resulta muy creíble", afirma.

En ello coincide Santiago, poco partidario del eufemismo. "La definición de populismo es la que es, pero luego está la connotación social y la interpretación que hacen los ciudadanos de esa palabra. La vinculamos con determinados regímenes, por ejemplo con los de América Latina, y ubicamos al partido de forma intencionada en esa interpretación social".

Ambos están convencidos de que Sánchez acabará llamando al partido de Iglesias por su nombre,"tiene que marcar sus diferencias y empezar a luchar por un posicionamiento social claro", dice Carrillo. "más allá de los mantras, debe fijar un mensaje propio y repetirlo, pero sin negar lo que existe".

De no hacerlo, la táctica podría volvérsele en contra porque los ciudadanos entienden que su discurso es artificial y en exceso preparado. "A Podemos hay que tratarlo como un partido político más, porque la gente se da cuenta de que hay una estrategia y eso no le gusta", analiza Santiago. "Lo que importa a la gente es que un dirigente sepa gestionar, y todo lo que sea intencionado genera rechazo, porque piensa: ya están los políticos de siempre, hablando de lo de siempre, y con sus cosas de siempre".

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