PP y PSOE coinciden en la estrategia contra Ciudadanos: situarlo en ideología 'rival'

    • Ambos partidos tratan de sacar a los de Rivera de su 'dominio' natural, para aferrar a sus votantes.
Rivera, tras conocer los resultados del 27-S.
Rivera, tras conocer los resultados del 27-S.

Pocas veces se aprecian coincidencias en el discurso del partido de gobierno y de la oposición. Pero una precampaña electoral suele convertir lo inédito en algo acostumbrado. Aunque no se haya oficializado el inicio de la cuenta atrás, hace tiempo que los cuarteles generales calientan motores afinando la que seguramente sea la estrategia más complicada de lo que llevamos de democracia. Prueba es la volatilidad de los mensajes y de los centros de 'diana'. Para el PP, primero Podemos, y ahora el PSOE. Para el PSOE, primero Podemos y ahora el PP.

En medio, Ciudadanos, partido al que se ataca de soslayo, consciente el bipartidismo de que Rivera se antoja el más claro aliado. La clave es que ese ataque sea lo bastante elegante como para dejar claro que la formación naranja es un rival necesario y en buscarle etiquetas ideológicas a un partido que siempre ha tratado de desetiquetarse.

En el diluido espectro ideológico actual, en el que todos pelean por el centro, tanto PP y PSOE tratan de colocar al partido emergente lo más cerca posible de su adversario. Pese a que el voto 'popular' se desangra en naranja, la estrategia de Génova pasa por resituar a Ciudadanos en el espectro del centro-izquierda. Ayer lo advirtió así el vicesecretario sectorial del partido, Javier Maroto, quien, desoyendo la advertencia del propio Aznar sobre el peligro que puede suponer en las generales el ascenso de este partido, tendió a las explicaciones simplificadas: "Hay que explicar a los electores que efectivamente no es una referencia de centro-derecha y que pueden votar de forma equivocada", dijo Maroto añadiendo más, que los líderes del PSOE y de Ciudadanos se habían pasado el fin de semana "haciendo ojitos" en su "noviazgo político" para las generales.

Para sostenerlo, el popular añadió un dato, que en "el 100 por cien de las votaciones" en Andalucía el partido de Albert Rivera haya apoyado al PSOE de Susana Díaz, mientras en Madrid suceda lo contrario. "Nunca apoyan al PP en la Comunidad de Madrid", destacó. Después, dulcificando el tono, admitió en cambio que el PP coincide en "muchos aspectos" con Ciudadanos y busca "mantener una estrecha relación" con el partido.

Ahí el discurso público. Otra cosa es que desde hace tiempo ya en los despachos de Génova se vengan trazando y destrazando estrategias para frenar al partido nacido en Cataluña. Pocos dudan a estas alturas de que el trasvase de voto será imparable y que ante él poco se puede hacer. De ahí que el PP base su campaña en un término clave: experiencia. El único resquicio, consideran, que, por lógica, no pueden enfrentar los de Rivera. Aunque se intente evitar ante la opinión pública, internamente, el calado de las palabras de Aznar es importante. El expresidente fue rotundo este lunes en valorar que en las elecciones catalanas por primera vez se ha producido una "victoria clara" de Ciudadanos sobre el PP, una cuestión, consideró, que urge a ser reflexionada por su partido "puede tener su importancia en intención de voto en las generales", advirtió.

El carácter transversal de Ciudadanos preocupa tanto al PP como a los socialistas. De hecho, en su propia definición, Rivera sitúa a la formación como liberal en lo económico pero socialdemócrata, en lo social. Sin etiquetas, en más de una ocasión ha reivindicado el ansiado "centro" para su partido en un marco que insiste comparar con la Transición.

El secretario general socialista, Pedro Sánchez, resumió este martes su análisis del auge electoral de esta formación. "Creo que el éxito de Ciudadanos tiene que ver con los fallos del PP". Y después, como un día antes hiciera el partido de Rajoy, pegó un 'empujón' a los de Rivera. "Son centro derecha", subrayó. "Puede haber votantes que les apoyen para el cambio y luego ese voto se traduzca en la continuidad de Rajoy", advirtió sobre posibles pactos. Los suyos siguió sin despejarlos.

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