Rousseff y Obama, un primer encuentro para repasar la relación bilateral

  • Brasilia.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, mantendrán el próximo sábado en Brasilia su primera reunión, que servirá para repasar unas relaciones bilaterales marcadas los últimos años por discordias políticas y comerciales.

Obama buscará conectar de nuevo con Latinoamérica en su gira por la región
Obama buscará conectar de nuevo con Latinoamérica en su gira por la región

Brasilia.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, mantendrán el próximo sábado en Brasilia su primera reunión, que servirá para repasar unas relaciones bilaterales marcadas los últimos años por discordias políticas y comerciales.

Obama ha decidido comenzar en Brasil la gira latinoamericana que le llevará también a Chile y El Salvador, pues según el Departamento de Estado se trata de un país con un "creciente liderazgo global" y es un "firme promotor de los valores democráticos" en el mundo.

Más allá de la retórica oficial, el desarrollo económico logrado en los últimos años, la proyección política forjada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, un potente mercado interno y unos prometedores horizontes para la inversión hacen de Brasil un destino ineludible en América Latina.

Sin embargo, pese a los factores que hicieron de Brasil un país "de moda" en el mundo, en los últimos años las relaciones con EEUU pasaron por algunas turbulencias, disimuladas en el discurso oficial por ambas partes pero que distanciaron a Lula y a Obama.

El acercamiento de Brasil a países conflictivos como Irán o Cuba, las diferentes ópticas sobre la situación en Oriente Medio o asuntos regionales, como las bases que Colombia barajó ceder para el uso de militares estadounidenses, dejaron entre Brasilia y Washington unas aristas que aún no han sido limadas.

Las diferencias políticas afloraron además en escenarios de los más diversos, como la Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague, en 2009, en la que Brasil acusó a Estados Unidos y a otras potencias occidentales de torpedear un posible acuerdo para reducir emisiones contaminantes.

En lo comercial, Brasil también sostuvo que Estados Unidos fue uno de los responsables del fracaso de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en la que el Gobierno de Lula se erigió en portavoz de los países del mundo en desarrollo.

Por otra parte, en medio del despegue de los países emergentes, Estados Unidos perdió el papel de mayor socio comercial de Brasil, que ostentó durante años, a manos de China, que lo superó en intercambio con la primera economía latinoamericana.

Aunque Rousseff fue elegida por Lula como candidata a sucederle, desde que asumió el poder el pasado 1 de enero ha dado algunos pasos que sugieren un acercamiento a Obama y, en especial, un intento de renovar las relaciones políticas y comerciales con Estados Unidos, que recibió enfriadas de su mentor y antecesor.

La presidenta ha sido crítica con Irán, sobre todo en materia de derechos humanos, y su Gobierno se sumó sin dudarlo a las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU contra Libia por la violenta represión desatada por el régimen de Muamar el Gadafi, un antiguo amigo personal de Lula.

El ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, quien fue embajador en Washington entre 2007 y 2009, ha dicho bien claro que las prioridades de la política externa de Rousseff son Suramérica, Estados Unidos y China, en ese orden.

"Se le dará el mayor contenido posible a la visita (de Obama), y además de tratar asuntos económicos y comerciales queremos estrechar el diálogo político", dijo Patriota en una reciente entrevista.

Para reforzar lo económico y comercial, Obama tendrá en Brasilia un encuentro con directivos de diez grandes empresas brasileñas de diversos sectores, que abarcan desde energía y minería hasta las industrias de alimentos y la construcción.

Varias de esas empresas trabajarán en las obras necesarias para el Mundial de Fútbol que organizará Brasil en 2014 o los Juegos Olímpicos de Río 2016, para los que Estados Unidos ha manifestado interés en aportar su experiencia en grandes eventos deportivos.

Río de Janeiro será precisamente la segunda escala de Obama en su gira latinoamericana.

Será el domingo próximo y, aunque la agenda no ha sido detallada, se prevé que visite una favela y pronuncie un discurso en una playa, una plaza o un estadio ante una multitud que la Casa Blanca espera que no desea "menor" de 10.000 personas, según dijeron fuentes oficiales brasileñas.

El público estará garantizado ya que la popularidad de Obama en Brasil es enorme y eso se vio en el reciente carnaval, en el que las máscaras con su rostro compitieron de igual a igual en las calles con las de Rousseff y las de Lula.

Obama, que viajará con su esposa y sus dos hijas, desea conocer, según medios locales, las playas cariocas, que considera semejantes a las de su Hawai natal, y darse un chapuzón en las aguas del océano Atlántico, aunque eso dependerá de la aprobación de sus rigurosos servicios de seguridad.

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