Sánchez y Casado están en las antípodas en economía y bloquean las reformas

  • Pensiones, financiación autonómica, impuestos... El presidente del Gobierno y el nuevo líder del PP tienen diferentes visiones sobre estos retos.
Pablo Casado y Pedro Sánchez primer encuentro.
Pablo Casado y Pedro Sánchez primer encuentro.
EFE

Un abismo separa a Pedro Sánchez de Pablo Casado en materia económica. Es la realidad que queda tras el primer encuentro que mantuvieron este jueves el presidente del Gobierno con el recién elegido presidente del PP en La Moncloa. No están de acuerdo en casi nada: cómo pagar las pensiones, nuevos impuestos, cómo seguir creando empleo… Son dos formas muy diferentes de entender la economía que vaticinan una segunda parte de la legislatura de tensión entre el Ejecutivo y el principal partido de la oposición. Y, lo más preocupante, que vaticinan una legislatura perdida en lo que a grandes reformas se refiere.

Era la primera vez que Casado pisaba el complejo presidencial como sucesor de Rajoy para una cita que finalmente se prolongó durante casi tres horas (2 horas y 50 minutos), bastante más que la que mantuvo Sánchez con Quim Torra o con Susana Díaz, por ejemplo. Nunca antes el presidente del Gobierno había estado encerrado durante tanto tiempo con un dirigente político desde que accedió al cargo hace ahora dos meses.

En Moncloa y cara a cara, Casado explicó a Sánchez por qué el PP ha tumbado la senda de déficit y el techo de gasto, lo que probablemente obligue al Gobierno a configurar sus Presupuestos de 2019 con las cifras que dejó Montoro. Los populares consideran que el crecimiento económico estaba garantizado con la senda que aprobó el Ejecutivo de Rajoy y que se iba a seguir creando empleo. Por eso considera innecesario renegociar con Bruselas nuevas cifras para incrementar el gasto.

PP y PSOE también difieren, y mucho, sobre impuestos. Casado le dijo a Sánchez que su intención es bajarlos, como explicó en su primera entrevista a La Información. Sánchez, en cambio, insistió en que continúa trabajando en cuatro novedosas cargas impositivas: elevar la fiscalidad al diesel, subir Sociedades, la tasa a la banca y el nuevo recargo a las tecnológicas. Los populares solo coinciden en el último impuesto, que será implantado a nivel comunitario.

Gobierno y principal partido de la oposición no se van a poner de acuerdo tampoco a la hora de reformar el sistema de pensiones. Legislatura también perdida en este sentido ya que el Ejecutivo quiere sufragarlas con nuevos impuestos y el PP quiere hacerlo en base a la creación de nuevos puestos de trabajo y al incremento de las cotizaciones sociales. El Pacto de Toledo, por tanto, parece bloqueado también en este sentido.

La financiación autonómica es otro aspecto atascado. Ambos coinciden en la necesidad de aprobar un nuevo modelo, que lleva caducado desde 2014. La diferencia es en cómo hacerlo. El Gobierno apuesta por una nueva negociación con las autonomías y el PP se remite al acuerdo ya cerrado entre las autonomías que ahora gobiernan los populares y que ya tenían en cuenta los dos grandes problemas del actual sistema: la población y la dispersión de los territorios. No parece sencillo, en consonancia, un acuerdo más si cabe en vísperas de una precampaña de las próximas autonómicas y municipales que se celebrarán en 2019.

Tampoco hay ninguna sintonía entre Sánchez y Casado en todo lo referente al mercado de trabajo. El Gobierno quiere acabar con aspectos esenciales de la Reforma Laboral, como la preeminencia del convenio de empresa sobre el sectorial, y eso el nuevo PP no lo comparte. Se avecinan, por tanto, duras batallas parlamentarias con un equipo de Génova que va a intentar desgastar al Ejecutivo al máximo en los próximos meses: “Estamos preparados para las elecciones”; proclamó Casado.

Sánchez y Casado solo coincidieron en dos puntos en materia económica: ambos acordaron que tienen que trabajar para evitar que continúe el crecimiento y la creación de empleo. Reformas, en definitiva, que no van a ser sencillas con dos dirigentes que no coinciden en casi nada.

Algo ha cambiado, eso sí, en la relación entre los dos principales líderes políticos del país. Y es que hay que recordar que tras las elecciones del 20 de diciembre Rajoy invitó a Sánchez a La Moncloa en una cita que quedará para el recuerdo por lo poco que duró: apenas quince minutos. Ahora, la sintonía es algo mayor, aunque las posturas se encuentren bastante alejadas para poder alcanzar algún Pacto de Estado en lo que queda de legislatura.

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