Sánchez quiere liderar la "responsabilidad" de desbloquear el colapso de gobierno

    • El discurso del líder socialista enfatiza el "inmovilismo" de Rajoy y el "veto" de Podemos y Ciudadanos.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con Felipe VI, este martes.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con Felipe VI, este martes.

"Responsabilidad" es la palabra que por activa y por pasiva repiten en el cuartel socialista. Ese es el lema nítido, seguramente lo único claro, en lo que saben deben insistir estos días: si Rajoy recibe la propuesta del rey de intentar formar gobierno, y renuncia, es el momento del PSOE, trasladó este mismo martes el secretario general, Pedro Sánchez, a Felipe VI en su segundo encuentro en Zarzuela. "Por responsabilidad", reiteran.

La intención del mensaje no es menor. Sánchez sabe que la aritmética no cuadra, pero por intentarlo, que no quede. La estrategia pasa por presentar al PSOE como adalid de la renovación, el partido que trató de desbloquear el colapso político y tendió puentes para explorar opciones de gobierno cuando todo parecía perdido. Mientras, subrayan, Rajoy optaba por el "escapismo político" y los emergentes, Podemos y Ciudadanos, por la vieja política del "no", del veto permanente.¿Cómo se buscará ese acuerdo?, se le insiste al líder socialista. "Mirando a izquierda y derecha", responde, sin aclarar en cambio que las sumas, por mucho empeño, no salen.

A izquierda está Podemos. El partido de Iglesias reiteró ya este lunes que su propuesta sigue siendo la misma que hace diez días: un gobierno "de progreso", con los cargos repartidos. Él, de vicepresidente, y su equipo de siempre, de ministros. Iglesias no cede en esa línea, tan roja como la del plan de emergencia que aplicará en los primeros cien días de gobierno. O como la del referéndum, una cuestión que este lunes volvió a colocar como "prioritaria" en las posibles negociaciones.

Podemos condiciona cualquier negociación a esa hoja de ruta y, en las últimas horas, acota también las posibilidades de que Sánchez explore un gobierno con Rivera. El partido de Iglesias ha interpretado el mensaje claro de los barones socialistas, que piden al secretario general un pacto que incluya a Ciudadanos, y se ha anticipado a esas negociaciones. Resumiendo, votarán "no" a cualquier alianza que no cuente con ellos. "Somos incompatibles", declaró este lunes el líder "morado" para insistir en que un acuerdo de los socialistas con el partido de Albert Rivera no tendría su apoyo "ni por activa ni por pasiva". Iglesias hizo un llamamiento directo a Sánchez: "Deseo de corazón que nos elija a nosotros", concluyó.

Horas antes, Rivera había marcado también su veto. "No" a cualquier acuerdo que incluya a Podemos. El líder de Ciudadanos se ofreció a cambio como "mediador" para desbloquear el parón institucional, poniendo en marcha una-o varias- mesas de negociación que exploren "puntos comunes" con PP y PSOE.

Ese plan deja al líder socialista encallado en la posibilidad de formar gobierno a tres bandas, con Podemos y Ciudadanos, y contempla solo el acuerdo de la gran coalición, tan reclamado por Rajoy. Sánchez introdujo este martes al PP en su ronda de diálogos. Está dispuesto a hablar también con los populares, dijo, "sus siete millones de votantes merecen respeto", apostilló de seguido. Sin embargo, y a la vista del tono bronco empleado contra su líder, presidente en funciones, no se presume que esos diálogos vayan más allá de puntuales acuerdos legislativos.El fantasma de unas nuevas elecciones

Pese a las evidentes dificultades, Sánchez sabe que su prioridad es convencer a Rivera de que un acuerdo es mejor que unas nuevas elecciones. Ambos serían los partidos más golpeados en ese escenario: el PSOE, por haber fallado como alternativa a la derecha, Ciudadanos por no haber suplido las expectativas de los desencantados votantes del PP. No hay mucha opciones. Quizás la abstención de Rivera en un gobierno con Podemos, si Iglesias acepta-no parece fácil- la connivencia de Ciudadanos.

El líder socialista fía su supervivencia a esa negociación: si logra formar gobierno su reválida como secretario general, sobre la que la militancia habrá de pronunciarse el próximo 5 de mayo, saldrá reforzada. En caso contrario, la maquinaria de los críticos-Susana Díaz al frente- saltará como un resorte. Y su futuro como candidato electoral se verá seriamente comprometido.

Sánchez es consciente, no obstante, de que las posibilidades de lograr un acuerdo son limitadas, y las elecciones, casi seguras. Por ello, los mensajes suenan más que nunca a campaña.

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