Sarkozy, de la "ruptura" al rigor ante la crisis

  • Nicolas Sarkozy, que hace cinco años ganó las presidenciales francesas con un programa de "ruptura" con las políticas tradicionales llevadas a cabo en el país, se presenta ahora a su propia reelección como el capitán del barco que afronta la tempestad de la crisis económica.

Luis Miguel Pascual

París, 13 abr.- Nicolas Sarkozy, que hace cinco años ganó las presidenciales francesas con un programa de "ruptura" con las políticas tradicionales llevadas a cabo en el país, se presenta ahora a su propia reelección como el capitán del barco que afronta la tempestad de la crisis económica.

A sus 57 años, el jefe del campo conservador francés asume el reto de repetir en el Elíseo pese a que la mayor parte de los mandatarios del mundo han sido desalojados del poder en tiempos de turbulencias financieras.

Bajo el lema de "Francia fuerte", Sarkozy pretende convencer a sus conciudadanos de que ante la incertidumbre que hay en la economía mundial sólo un líder sólido y experimentado como él puede minimizar el impacto de la crisis.

El objetivo es no convertirse en el primer presidente saliente derrotado en las urnas desde que en 1981 cayera derrotado Valéry Giscard d'Estaing a manos del socialista François Mitterrand.

Para ello, Sarkozy debe dar la vuelta a los sondeos que le son desfavorables y sobreponerse a una de las más bajas tasas de popularidad que se recuerdan en la política francesa.

En buena medida por un inicio de mandato en el que se dejó ver demasiado junto a adinerados empresarios, lo que le identificó entre muchos como el presidente de los ricos.

Separado de su segunda mujer pocos meses después de asumir su mandato, Sarkozy se casó en febrero de 2008 con la exmodelo y cantante Carla Bruni, con quien tuvo su sexto hijo en 2011.

Sarkozy está dotado de una indudable capacidad de convicción, que en 2007 le llevó a convertirse en el candidato de la "ruptura" pese a que había formado parte del Gobierno casi de forma ininterrumpida en los cinco años anteriores.

Considerado un "animal político", Sarkozy se presenta como un adalid de las políticas de rigor, lideradas junto con la canciller alemana, Angela Merkel, con las que esperan espantar los fantasmas de la crisis.

Un segundo mandato coronaría la carrera política de un peso pesado que ha escalado todos los peldaños del poder francés.

Abogado de formación y de profesión, Sarkozy dio sus primeros pasos en política en el municipio de Neuilly-sur-Seine, un barrio acomodado de las afueras de París, donde fue elegido alcalde en 1983.

Tras haber trabajado en varios gabinetes ministeriales, en 1993 fue nombrado ministro de Presupuesto y portavoz del Gobierno del conservador Édouard Balladur, su principal valedor.

Dos años más tarde apoyó la candidatura de Balladur para las presidenciales, frente al candidato del partido conservador, Jacques Chirac, que acabó ganando esos comicios.

Tachado de "traidor" por el campo chiraquiano, Sarkozy cayó en desgracia y comenzó una etapa que él mismo ha definido como "travesía del desierto".

Tras un tímido retorno a la primera línea en el seno del partido conservador, los malos resultados registrados en las europeas de 1999 le alejaron definitivamente de la política nacional.

Hasta que en 2002 retornó con fuerza como un apoyo de Chirac en su campaña por la reelección, lo que marcó su rehabilitación política.

Considerado el favorito para liderar el Gobierno, el presidente optó finalmente por Jean-Pierre Raffarin, pero Sarkozy cobró un peso creciente en el Ejecutivo, al frente del Ministerio del Interior y como "número dos".

Su influencia creció a la par que su popularidad y, tras un paso por Economía y una breve salida del Gobierno para liderar el partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP), retornó en 2005 a Interior, departamento que convirtió en un trampolín para conquistar el Elíseo.

Extremadamente activo, Sarkozy ganó las presidenciales de 2007, en las que se impuso en la segunda vuelta a la socialista Ségolène Royal.

Mostrar comentarios