Senegal decreta fin de la mendicidad infantil impuesta por escuelas coránicas

  • Senegal ha ordenado erradicar la mendicidad de miles de niños impuesta por algunas escuelas coránicas, pero afronta la resistencia de grupos religiosos conservadores que lo ven como un ataque al islam.

Saliou Traore

Dakar, 6 abr.- Senegal ha ordenado erradicar la mendicidad de miles de niños impuesta por algunas escuelas coránicas, pero afronta la resistencia de grupos religiosos conservadores que lo ven como un ataque al islam.

El Gobierno de Senegal, donde el 95 por ciento de los 13 millones de habitantes profesan la fe musulmana, ha tomado esa iniciativa tras la muerte de nueve niños menores de 10 años en un incendio el pasado 4 de marzo en Medina, un barrio popular de Dakar.

Los menores quedaron atrapados mientras dormían con otros treinta en una habitación de un edificio alquilado por el responsable de una escuela coránica, que acogía a 80 "talibés" (alumnos).

La tragedia ha motivado la decisión del presidente senegalés, Macky Sall, que accedió al poder en abril de 2012, de ordenar la prohibición oficial de la mendicidad de los niños y el cierre de las escuelas coránicas que incumplen las normas mínimas de seguridad.

El siniestro, por el que fueron detenidos al menos 60 directores de colegios coránicos, también ha provocado tristeza e indignación en la opinión pública, que exige al Gobierno medidas para acabar, de una vez, con un problema existente desde hace años.

Los nueve niños que fallecieron recorrían todos los días, como hacen otros muchos, las calles de dakar para pedir limosna, con la obligación de entregar 500 francos CFA (1 dólar, 78 céntimos de euro) a su "marabout" (profesor), so pena de castigo corporal.

La actividad principal de los "talibés" es mendigar, a lo que dedican más de diez horas diarias, mientras que el tiempo restante lo emplean parcialmente en la memorización del Corán, según las investigaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y de la Dirección de Acción Social (DAS) de Senegal.

En Dakar, más de 8.000 niños vagan por las calles y piden dinero para satisfacer la cuota diaria establecida por sus profesores, según un estudio de Unicef y el Banco Mundial, aunque hay encuestas que hablan de más de 50.000 menores.

Dichas escuelas coránicas acogen también a niños procedentes de países vecinos, como Guinea Bissau, Mali y Guinea, en un tráfico instaurado desde hace años.

La imagen de estos muchachos acercándose a conductores y viandantes con una lata en la que depositar alguna dádiva se ha convertido en una estampa habitual del paisaje urbano de Dakar.

De apenas 6 años, Moussa Baldé es uno de los niños senegaleses que recorren las calles de la capital para pedir limosna.

Vestido con ropa rota y descalzo, el pequeño Moussa relata a Efe que vive con angustia la idea de no poder conseguir la totalidad del importe exigido por su tutor.

"Me van a dar una paliza si vuelvo sin entregar 500 francos CFA", se lamenta tímidamente el niño, recién llegado a Dakar procedente de Nemataba, un pequeño pueblo de la región sureña de Kolda, para sumarse a decenas de alumnos puestos bajo tutela de un profesor.

Preguntado si le gusta mendigar, Moussa niega con la cabeza, pero no le queda más remedio que cumplir con los términos de un contrato firmado por su padre y su tutor", que debería ser su profesor pero que, en realidad, utiliza al menor para hacer negocio.

Además de prohibir la mendicidad, el Gobierno ha decretado el cierre de las escuelas coránicas que incumplen las normas de seguridad y están en manos de individuos que usan la enseñanza religiosa como tapadera para explotar a menores sin recursos.

El primer ministro senegalés, Abdoul Mbaye, ha instado a la ciudadanía a luchar contra esa "plaga" mediante denuncias ante la Policía.

"Esta mendicidad organizada debe acabar. Es una explotación de niños que viven en condiciones terribles", según Mbaye.

Sin embargo, esa decisión ha provocado la ira de círculos religiosos vinculados a las escuelas coránicas.

Con amenazas apenas veladas, el presidente de la Asociación de Profesores de Escuelas Coránicas "Takhaoul", Abdoul Lahat Mbaye, ha declarado a la prensa: "Si se aplica la medida, nos van a escuchar".

"No vamos a aceptar el cierre de las escuelas coránicas y la prohibición de la mendicidad porque hayan muerto en un incendio alumnos jóvenes", agrega Lahat.

Entrevistado por Efe, el presidente de la Federación Nacional de las Escuelas Coránicas de Senegal (FNECS), Serigne Khaly Diakhaté, comparte la opinión de su colega.

"No cerrará ninguna escuela coránica", advierte Diakhaté, que considera la decisión gubernamental un ataque dirigido al islam.

"El Estado tiene un viejo deseo de liquidar las 'daaras' (escuelas coránicas) y el incendio de Medina surge como una oportunidad inesperada" para lograr ese objetivo, asevera Diakhaté.

En vez de cerrar las escuelas coránicas y prohibir la mendicidad, agrega el presidente de la FNECS, el Ejecutivo debería otorgar a esos centros unos subsidios anuales para mejorar su funcionamiento.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el grupo pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) también han denunciado el problema y reclaman al Gobierno de Senegal una solución para impedir que las "daaras" se transformen en antros de abuso infantil.

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