Los doce votos en contra del fallo de las hipotecas avisan: se quiebra la confianza

  • Sugieren que se podría haber llegado a una situación intermedia si Díez-Picazo no hubiera forzado la votación del Pleno sin deliberación previa. 
Fachada del Tribunal Supremo
Fachada del Tribunal Supremo
Europa Press - Archivo

Doce de los magistrados que participaron en el Pleno del Tribunal Supremo en el cual se acordó fijar los gastos hipotecarios a los clientes, han formulado voto particular o se han adherido a los existentes en contra de esta sentencia. Los mismos se muestran muy críticos con la decisión final del alto tribunal y recogen que la confianza en la Justicia ha quedado gravemente quebrada con el cambio de criterio.

"La confianza social en la Administración de Justicia es un elemento esencial para que el modelo de convivencia que es el Estado de Derecho no sea una mera proclamación retórica y se convierta de manera efectiva en una real convicción de la mayoría de los ciudadanos", reza en su voto particular el presidente de la Sección Segunda de esta Sala, Nicolás Maurandi. Este magistrado fue el ponente de la sentencia que dio la razón a los clientes.

Según expone, el fallo que dio la razón a la Empresa Municipal de la Vivienda de Rivas Vaciamadrid, introducía "cambio jurisprudencial extensamente argumentado" y, la decisión de abocar a Pleno la aplicación de esta sentencia y su posterior voto en contra de la misma se hizo en un "breve espacio temporal de días" y, además, no alcanzó a justificar por qué la resolución de la que él fue ponente era un "claro desacierto jurídico".

De esta manera, el magistrado que preside la Sección especializada en tributos se hace eco de la crisis social desatada y el daño que produjo a la imagen del Tribunal Supremo el cambio de criterio adoptado tras dos largas jornadas de Pleno de la Sala de lo Contencioso y que terminaron con 15 votos en contra de los recursos estudiados y 13 a favor de los mismos pese a que en el mismo se dijo que era "una buena sentencia construida con argumentos sólidos".

Precisamente, algunos de los magistrados exceden la valoración del contenido del fallo y aprovechan su voto particular para dejar patente su malestar por la decisión del presidente de la Sala, Luis Díez-Picazo, de forzar a los magistrados a decantarse a favor o en contra de los recursos en los últimos 15 minutos del Pleno. La votación iba en tablas en esos momentos y él mismo la desempató al inclinar la balanza a favor de la banca. Ahora, los magistrados protestan porque no se celebrara un debate de mayor calado sobre el alcance de la sentencia en firme.  

"Cualquier sección puede variar su Jurisprudencia"

Coinciden los magistrados discrepantes del fallo en que no es raro ni inusual que el Tribunal Supremo cambie de criterio en torno a una determinada cuestión. De hecho, defienden que el Pleno de la Sala pueda "corregir el rumbo trazado" por las Secciones cuando así lo estime, pero en este asunto concreto rechazan con rotundidad el cambio de rumbo acordado puesto que la Sección que estudió el recurso inicial "está especializada en materias concretas", mientras que el Pleno de la Sala Tercera "no tiene esa condición".

Además de Maurandi han formulado voto particular su compañero de sección, Francisco José Navarro y los magistrados José Manuel Sieira, Pablo María Lucas Murillo, José Manuel Bandrés y Fernando Román, mientras que otros seis magistrados de la Sala Tercera se han adherido a los mismos.

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