Madrid, 2 nov.- Despidos masivos, contratos "a prueba" sin continuidad, eliminación de descansos y complementos, rebajas salariales, economía sumergida y pagos "en B" para las horas que no recogen los convenios: es el modelo de empleo "low cost" en bares y restaurantes que denuncian sindicatos y la patronal desmiente.
Fuentes de los sindicatos UGT, USO y CCOO han coincido en apuntar a Efeagro que bares y restaurantes se llenan de "trabajadores pobres", que necesitan emplearse más y más horas pero que obtienen cada vez menos ingresos, y se muestran preocupados por la precariedad de un colectivo que, sólo en restaurantes, suma 700.000 empleados.
Para el secretario de Empleo de Fecoht-CCOO, Manuel García, la crisis ha agudizado el modelo laboral "de bajo coste" en un sector donde los porcentajes de feminización y jóvenes "superan escandalosamente" la media y en el que cobran protagonismo los inmigrantes, que triplican el índice de otros ámbitos económicos.
Según García, "eso se traduce en más temporalidad, más empleo parcial y salarios más bajos", para añadir que la crisis elevó en cuatro puntos la contratación a tiempo parcial y que el coste salarial está por debajo del 55 % de la media.
La reforma laboral, ha añadido, "pone en bandeja de plata" el despido de empleos fijos a tiempo completo "por doce días de salario al año", puesto que "el cien por cien de los despidos pueden alegar causas económicas ante la caída de ingresos empresariales".
Pese a la crudeza del panorama que dibuja, "la gente por conservar empleos basura acepta que incluso las empresas de prestigio les roben impunemente en salarios o en tiempos de trabajo", ha afirmado.
El responsable de hostelería de USO, David Díaz, ha denunciado despidos "baratos, masivos incluso", tras la última reforma laboral y que muchos empleados están "en la economía sumergida" o tienen "contratos precarios", es decir, que no reflejan los horarios que hacen de facto y que cobran "en negro, fuera de la nómina".
Díaz ha asegurado que hay "una bolsa de fraude importante" en la actividad, pero difícil de aflorar a su juicio por las deficiencias del cuerpo inspector o porque estos sólo ven en bares y restaurantes a plantillas que tienen un contrato, pero no comprobarían si el personal realiza más horas de las legales.
"No se cumplen los convenios colectivos en las diferentes comunidades autónomas; en muchos casos se han reducido en un día los descansos" o se implanta un sistema de "libre disposición" del empleado por parte del empresario, ha insistido.
En su opinión, "los empresarios no son una ONG, pero no entendemos que quieran tener los mismos beneficios previos a la crisis".
Por su parte, el secretario de Acción Sindical de CHTJ-UGT, Santos Nogales, ha señalado que la crisis económica y la reforma laboral han repercutido en mayores cargas de trabajo, rebajas salariales, empeoramiento de las condiciones laborales y en "muchísimos" despidos.
Nogales también apunta a la "picaresca" de empresarios con picos de actividad durante un período de tiempo determinado -una feria o un boom de reservas"-, que "cogen gente, a veces sin darles de alta", y los someten a "un período de prueba" que coincide con el repunte de la carga de trabajo para despedirles a continuación.
Por el contrario, el secretario general de la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), Emilio Gallego, ha indicado que este sector no es ajeno a la crisis económica y que no se puede pretender que, con una menor facturación, se contrate más o se remunere mejor, porque "es imposible".
Gallego ha descartado irregularidades generalizadas, por lo que ha instado a los sindicatos a denunciarlas si detectan algún caso.
Ha considerado que la situación de destrucción de empleo que alegan los sindicatos no se sostiene según los últimos datos de la EPA del tercer trimestre de 2012, que recoge 1.065.2000 empleos en este gremio, con una pérdida de 3.000 activos, sólo el 0,3 %.
"Somos un sector que resiste mejor el ciclo económico" adverso actual que otros, lo que se explica, en parte, porque de las 370.000 empresas de hostelería la mayoría son pymes o microymes con plantillas familiares o con 2 o 3 asalariados que no quieren despedir a nadie, porque tendrían que reducir turnos o incluso cerrar.
"No ocultemos que la mayor pérdida de condiciones laborales es la propia pérdida del empleo", ha subrayado.
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