Un tribunal tailandés examina nuevos cargos contra el "Mercader de la Muerte"

Bangkok.- Un tribunal de justicia de Bangkok decide hoy si acepta a trámite o cancela los cargos de fraude y lavado de dinero que Estados Unidos interpuso contra el presunto traficante de armas ruso Viktor Bout, conocido en la prensa como el "Mercader de la muerte".

Washington ha solicitado la retirada de las imputaciones que presentó el pasado febrero y que tienen paralizado el proceso de extradición de Bout a Estados Unidos.

Por su parte, Bout, de 43 años, requirió en septiembre a la Duma o Cámara de Diputados de Rusia que interceda ante el Parlamento tailandés para que éste examine su caso "desde el punto de vista de la justicia y el derecho constitucional".

"No soy culpable de los delitos que me atribuye Estados Unidos. Nunca he participado en ninguna actividad ilegal ni en Estados Unidos, donde jamás estuve, ni en ningún otro país", afirmó Bout en su carta al Legislativo.

El Tribunal de Apelaciones de Tailandia aprobó el 21 de agosto pasado la extradición de Bout a Estados Unidos para que sea juzgado por delitos de terrorismo, para lo que se dispone de un plazo de 90 días.

Si la justicia tailandesa acepta hoy la retirada de los cargos, la decisión de trasladar a Bout a Estados Unidos quedará en manos del primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva.

El ciudadano ruso fue detenido en un lujoso hotel de Bangkok el 8 de marzo de 2008 en una operación de la Policía con asesoramiento de Estados Unidos.

Washington implica a Bout en operaciones para la venta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de unos 800 misiles tierra-aire, 5.000 fusiles de asalto AK-47, explosivos C-4 y minas antipersona, entre otras armas valoradas en varios millones de dólares.

Bout también intentó adquirir una batería antiaérea y conspiró para asesinar a ciudadanos estadounidenses, según el FBI.

Los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses sostienen que Bout dirigió durante años una de las mayores redes de contrabando de armas, formada por un entramado de empresas para las que trabajaban unas 300 personas y que operaban con unos 40 aviones, la mayor parte Antonov de fabricación rusa.

Bout, cuyo nombre aparece en numerosos informes de la ONU por transgredir sanciones internacionales y embargos de armas, ha sido acusado de hacer negocios con regímenes y grupos de África y Asia, con dictadores como el liberiano Charles Taylor y el libio Muamar Gadafi; y organizaciones como los talibanes o Al Qaeda.