Una urna y una cabina, únicos testigos del voto secreto en Italia

  • Una urna conocida como "ensaladera" y una cabina, situados en el Parlamento italiano, serán los dos únicos testigos del voto secreto de los 1.009 grandes electores que votarán, desde hoy, al nuevo presidente de la República de Italia.

Roma, 29 ene.- Una urna conocida como "ensaladera" y una cabina, situados en el Parlamento italiano, serán los dos únicos testigos del voto secreto de los 1.009 grandes electores que votarán, desde hoy, al nuevo presidente de la República de Italia.

Tras la renuncia el pasado 14 de enero de Giorgio Napolitano, de 89 años, por motivos de edad, hoy comenzará un proceso que es casi un ritual y en el que se velará por salvaguardar el secreto del sufragio.

Los diputados, senadores, representantes de la regiones y senadores vitalicios convocados a votar serán llamados, uno por uno y por orden alfabético, por la presidenta de la Cámara, Laura Boldrini.

Ocultos dentro de esa característica cabina y tras haber dejado fuera su teléfono móvil, deberán escribir en la papeleta, que habrá entregado sellada un secretario, un único nombre ya que en caso contrario el voto quedará anulado.

Tras salir del habitáculo, tapado completamente con cortinas para evitar miradas indiscretas y fotografías, el elector introducirá la papeleta en la urna ante la atenta mirada vigilante de un secretario de la presidencia.

La "ensaladera", fabricada con mimbre y raso verde con decoraciones doradas estará situada bajo el banco de la presidencia, regido por la vicepresidenta del Senado, Valeria Fedeli, que sustituye a Pietro Grasso -presidente de la República en funciones- y por Boldrini.

El tan protegido voto secreto es muy temido entre los electores, quienes se enfrentarán a los llamados "francotiradores", integrantes de una determinada fuerza política que primero dicen sí a su líder y después votan lo que quieren o acuerdan.

Su decisión, aunque no su autor, quedará desenmascarada cuando Boldrini lea en voz alta, terminada la votación, los nombres que salgan de la urna, que serán contabilizados en una intensa jornada que puede durar unas cuatro horas.

Todo un ceremonial que, sin embargo, verá en esta jornada solo la primera de las votaciones, porque la Constitución italiana, de 1947, estipula que la elección del jefe de Estado requiere dos tercios de los votos durante las tres primeras votaciones, que son 673, mientras que en la cuarta bastará la mayoría simple, es decir, 505.

El primer ministro, Matteo Renzi, ha manifestado en varias ocasiones su intención de alcanzar el quórum requerido en esta cuarta votación, que se celebraría previsiblemente durante la mañana del próximo sábado.

Una vez elegido el jefe de Estado, el día de la toma de posesión sonará la campana del Montecitorio hasta su llegada a la Cámara, una campana forjada en bronce y decorada con el emblema papal, reminiscencia de la antigua propiedad del edificio de la Santa Sede, y decorada con las figuras de Cristo y San Antonio.

El lema que lleva escrito, "Honrad la justicia vosotros que gobernáis la tierra", recordará al nuevo presidente de la República la importancia de su responsabilidad.

Dejará de sonar cuando entre en la Cámara, donde jurará su cargo y pronunciará el discurso de investidura en la misma sala donde fue elegido, aunque engalanada para la ocasión con 21 grandes banderas y elegantes cortinas rojas con adornos de oro.

Veintiún cañonazos provenientes de la colina del Gianicolo serán disparados al aire en el momento exacto en el que el jefe de Estado pronuncie la fórmula "Juro ser fiel a la República y cumplir lealmente la Constitución".

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