"La decisión se adoptó sobre la base de una nueva evaluación de riesgo por la situación en Burundi, pero la legación continuará funcionando normalmente", indicó una de las fuentes a la AFP.
Burundi está sumida en una crisis política desde finales de abril, cuando su presidente Pierre Nkurunziza presentó su candidatura para un controvertido tercer mandato, que ganó.
La oposición, que boicoteó los comicios, la sociedad civil y la Iglesia católica consideran que ese tercer mandato es contrario a la Constitución y al Acuerdo de Arusha que abrió la vía al final de la guerra civil (300.000 muertos entre 1993 y 2006), que limitan a dos los mandatos presidenciales.
En medio del conflicto, una brutal represión de las manifestaciones y la reelección en julio de Nkurunziza no evitó que la violencia se intensificara, y que pasara a ser armada.
Al menos 240 personas murieron y más de 200.000 huyeron el pequeño y enclavado país africano.
Este viernes, Bélgica, antigua potencia colonial de Burundi, aconsejó a sus ciudadanos cuya presencia no es esencial que dejen ese país.
"Desde el mes de octubre, el clima de violencia se agravó. También se hicieron públicas declaraciones hostiles hacia Bélgica y las amenazas contra los ciudadanos belgas", indicó el ministerio de Relaciones Exteriores belga "desaconsejando" asimismo "todos los viajes a Burundi".
pa.zm
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