Uzbekistán elige mañana un Parlamento sin oposición ni apenas facultades

  • Uzbekistán, uno de los regímenes autoritarios más cerrados del mundo, celebra mañana elecciones legislativas para renovar un Parlamento sin oposición ni apenas facultades en un país gobernado con mano de hierro por Islam Karímov, en el poder desde hace un cuarto de siglo.

Moscú, 20 dic.- Uzbekistán, uno de los regímenes autoritarios más cerrados del mundo, celebra mañana elecciones legislativas para renovar un Parlamento sin oposición ni apenas facultades en un país gobernado con mano de hierro por Islam Karímov, en el poder desde hace un cuarto de siglo.

Poco más de 20 millones de uzbekos están convocados a las urnas para elegir a 135 de los 150 diputados que conforman la cámara baja del Legislativo entre las cuatro únicas fuerzas políticas registradas por el Ministerio de Justicia y con representación parlamentaria.

La expertos y la oposición exiliada en el extranjero coinciden en que los candidatos e incluso los programas de estas formaciones -Partido Democrático Popular, Partido Social-Demócrata "Adolat" (Justicia), Partido Democrático Liberal y Partido Democrático "Miliy Tiklanish" (Renacimiento Nacional)- deben obtener el visto bueno de la administración del presidente.

Otros 15 escaños del testimonial Parlamento son ocupados por el Movimiento Ecologista de Uzbekistán, que obtienen su cuota parlamentaria sin concurrir a las elecciones.

Los partidos en el Parlamento "son un simulacro, ni siquiera pueden ser analizados con seriedad", dijo al servicio ruso de Deutsche Welle Arkadi Dubnov, experto en Asia Central, que aclara que la elite uzbeka se estructura en clanes familiares o territoriales y no en fuerzas políticas.

"No sabemos nada acerca de cómo están representadas en el Parlamento otras fuerzas. Conocemos algunos clanes influyentes, pero no podemos decir de qué manera sobresalen en el sistema parlamentario", explicó Dubnov.

Mientras, aunque la oposición exiliada (Movimiento Birdamlik y Movimiento Popular de Uzbekistán) han llamado a la población a boicotear las elecciones, los analistas consideran que tras casi 25 años de autoritarismo, su incidencia en los procesos internos del país centroasiático son mínimos.

"Además, el acceso a medios digitales opositores y occidentales tiene trabas, y en general, para amplias capas de la población no urbana internet es algo exótico", advierte Michael Laubsch, experto alemán en Asia Central.

Occidente es consciente de la farsa que son los procesos democráticos en Uzbekistán, por lo que la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR) de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha enviado a ese país una misión simbólica de tan solo 12 observadores para que informe sobre los preparativos y la campaña electoral.

Ya el pasado mes de octubre, la portavoz de la ODIHR, Rachel Bending, señaló que la falta de competencia entre los candidatos hace innecesario enviar una misión más amplia al país.

Uzbekistán, antigua república soviética con una superficie de 447.400 kilómetros cuadrados y un población de casi 28 millones de habitantes, es gobernado Karímov desde marzo de 1990, desde antes de la desintegración de la Unión Soviética.

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