Yarmuk, una catástrofe humanitaria cada vez más aguda, denuncia la UNRWA

Jerusalén, 5 jul.- La agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) redobló hoy sus llamamientos a la comunidad internacional para salvar el campo de refugiados de Yarmu, en el sur de Damasco, convertido en "un drama cada vez más agudo, que no cesa".

"Ayer tampoco se permitió la distribución (de alimentos y ayuda humanitaria). Los días se han convertido en semanas y las semanas se están convirtiendo en meses", explicó el portavoz de la UNRWA en Jerusalén, Chris Gunness.

"Nos estamos transformando en los testigos silenciados de esta catástrofe humanitaria en Yarmuk", donde 18.000 personas están atrapadas por la guerra y asediadas por el hambre y la miseria, agregó.

Ante esta situación, dijo, "en favor de las personas allí atrapadas, la UNRWA vuelve a exigir a todas las partes que pongan fin a las hostilidades y trabajen para garantizar que el reparto vuelva a iniciarse lo más rápidamente posible".

La UNRWA logró entrar en Yarmuk por última vez a principios del mes pasado con la intención de repartir comida y con el visto bueno previo de los bandos en conflicto, incluido el Gobierno de Damasco.

Su objetivo era repartir miles de raciones alimenticias -una ración permite la alimentación básica de una familia de cuatro a seis miembros durante diez días- para paliar la situación de una población asediada y abocada al hambre, rehén del Ejército sirio, de las milicias armadas rebeldes y de los grupos palestinos.

En Yarmuk quedan apenas 18.000 palestinos de los cerca de 160.000 que residían antes de que en marzo de 2011 estallara la actual guerra civil en Siria.

Los insurgentes asumieron su control en diciembre de 2012 y, desde entonces, sus calles ha sido escenario de enfrentamientos entre grupos opositores y fuerzas gubernamentales, apoyadas por el partido marxista Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG).

Desde julio de 2013, el régimen sirio lo mantiene cercado, un asedio que ha deteriorado hasta el extremo las ya de por sí trágicas condiciones de vida de sus habitantes y ha causado la muerte de al menos un centenar de personas por la falta de comida y medicinas.