Las navidades más negras

El Fin de Año llama a las puertas y la segunda ola ha vuelto a poner a España en la encrucijada de frenar los contagios sin condenar la economía. Este año, la incertidumbre ahoga los villancicos y, ni siquiera las firmas que integran el buque insignia de la cultura navideña se salvan del temporal. La filtración del borrador de restricciones sobre la mesa del Gobierno ha desatado el pánico. Muchos sectores temen que esas navidades descafeinadas den el toque de gracia a su balance de cuentas. Los hospitales temen que el relajamiento en las celebraciones desemboque en una tercera ola, última estocada del sistema sanitario. Aún queda mucho por perfilar, pero una cosa es segura, sea cual sea el plan del Ejecutivo, esta Navidad no nevará a gusto de todos

A estas alturas del invierno, el año pasado, la peluquería de Ester Soto ya no aceptaba reservas. “Las clientas ya me habían llenado la agenda hasta Reyes". La Navidad es buena época para la coquetería. O lo era. “Este año aún no ha llamado nadie”. ¿La razón? “Sin cenas de empresa ni cotillones quién va a pagar por una sesión”. A la lista de damnificados por el toque de queda se suman los taxistas. Tras 25 años al volante, José tiene con qué comparar. “Antes del virus, durante la jornada podía llegar a los 150 euros... ahora doy gracias si llego a 30”. Ninguna parada es garantía. “Muchos hoteles siguen cerrados y, los que quedan apenas tienen clientes internacionales”. ¿Traducción? “Ni siquiera apostarse en el aeropuerto es garantía”. La Navidad disparaba las carreras. “Estas semanas, por la noche, la emisora no paraba de sonar. Te movías de una cena de empresa a otra”. Pese al alumbrado, José pone la mano en el fuego. “Este año la ciudad no bullirá como entonces”. Tampoco la peluquería de Ester pasará su mejor momento.

En el céntrico paseo de los Jerónimos la luz que escapa por las vitrinas del icónico Lardhy rompe la cenefa de persianas bajadas. “Nos mantenemos con la mitad del aforo, la mayor parte del equipo en ERTE y gracias al cliente madrileño de toda la vida”, coinciden Daniel y Javier, socios propietarios del restaurante. El primero acompaña a La Información por sus pasillos centenarios, que guardan más de una veintena de mesas. Desde la Covid, apenas doce sirven de acomodo a una cartera de clientes de la que han tenido que ‘tachar’ al grueso de visitas internacionales. “Tradicionalmente, en Navidad ingresamos entre 700.000 y un millón de euros. Ahora sufrimos una caída de negocio que ronda el 80%. Esperamos recuperar algo las próximas semanas, pero no mucho más”. De su obrador emana un aroma a mazapán que evoca el hogar. Pero las colas para conseguir una porción de su turrón peligran este año. "Otra de nuestras fuentes de ingresos es la entrega a domicilio”. Sus pavos llegan para veinte personas, mucha carne para una cena de seis y poca garantía para reclutar a la tropa de repartidores de todos los años.

Restaurante Lhardy ByN
Lhardy, restaurante ubicado en pleno centro de Madrid
Paula María

“Las aerolíneas están funcionando en modo supervivencia”, afirman desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). El sector anticipa que la recuperación, a niveles anteriores a la pandemia, no llegará hasta 2023. “Será un invierno complicado, prolongación de un año dramático”. La asociación, que aglutina a 60 firmas, se hace eco de los estragos que ha causado el coronavirus a gran altura: “Se calcula que las empresas han reducido costes en un 46%… pero la caída de ingresos ha sido del 61%”. La balanza es negativa. “Calculamos unas pérdidas de 100.000 millones al cierre de 2020 para todo el sector”. Si se estrecha el cerco a la campaña navideña, la asociación habla de una caída de la actividad de entre el 70 y el 80% respecto al año pasado.

“La Navidad siempre ha sido una época fuerte para nosotros. El verano en Sudamérica, por ejemplo, aseguraba un buen flujo de pasajeros transoceánicos”, comparten desde Iberia con este diario. Para estas fiestas, la compañía prevé un funcionamiento al 40% respecto a la capacidad del diciembre pasado. Con todo, la compañía es optimista y anticipa cierta recuperación para estas fiestas. El grupo reconoce que el número de frecuencias todavía es limitado, pero ha trabajado para “construir un programa que facilita los viajes de ida y vuelta en el día entre los principales destinos dentro de España y Europa".

Allanar el camino a los viajeros es fundamental, en un escenario donde la recomendación oficial es evitar los viajes que no sean estrictamente necesarios. El último giro del Gobierno para exigir PCR en origen a los visitantes internacionales también frena el tráfico aéreo. “Es una prueba con un coste muy elevado que, frente a la política de países como Francia, Italia o Alemania que las practican gratis a la llegada, limita el atractivo de España como destino”, trasladan desde ALA. Para la asociación, la medida es desproporcionada, “si se tiene en cuenta que solo el 0,3% de contagios han llegado por los aeropuertos”.

Las concesiones del Gobierno por Navidad tratan de estirar esa balsa de Medusa en que se ha convertido la economía nacional. Ni siquiera un pasaje es garantía para sortear el hundimiento. Y aún lo tienen peor lo tienen los sectores que se quedarán en tierra. “El ocio nocturno ya no existe”. Óscar Iglesias lo tiene claro: “La Covid ha convertido la industria en otra cosa”. El empresario ha tenido que echar el cierre a La3 Club, una de las referencias de la noche valenciana, con diez años de historia. “Más que las restricciones, nuestra puntilla fue la falta de luz al final del túnel”. El virus y la incertidumbre se han llevado por delante este local. Una Nochevieja con toque después de la última uva ya no es garantía. “Era una de nuestras fechas más fuertes”. Pero en Valencia, el sector de la noche sigue vetado. “Si nos quitan la nocturnidad y nos llenan las pistas de baile de mesas y sillas... ya no somos ocio nocturno”. Iglesias denuncia la falta de alternativas. “En Madrid nos permiten abrir como hostelería... en Valencia nadie nos da alternativas”.

El borrador de restricciones del Ministerio de Sanidad insiste en el metro y medio de separación entre comensales. Ya sea con pajita por debajo de la mascarilla, ya sea en la distancia y sin el tintineo de las copas... los españoles encontrarán el modo más seguro de mantener el brindis de Fin de Año. “Somos optimistas y estamos esperanzados con esta campaña”, trasladan desde Freixenet a este diario. Apenas quedan cuatro días para la salida del anuncio anual de la firma, para muchos, el pistoletazo de salida de la Navidad. “Estas fechas representan el 30% de nuestras ventas globales en España”. Inevitablemente, la pandemia ha cambiado sus previsiones, pero Freixenet aún aspira a hacerse con el 10% de cuota que los consolidaría como líderes del sector del vino espumoso. Con nieve o sin ella, la sombra de las navidades pasadas oscurecerá las próximas fiestas. Pese a las dificultades, habrá que brindar por aquellos que no podrán hacerlo.