Delicias divinas viajan por España en el mes de la Navidad

  • Ricos dulces de elaboración artesanal, mermeladas, tartas, licores y chocolates producidos por nueve congregaciones religiosas de España hacen las delicias de los visitantes terrenales que acuden a una feria que arranca en Galicia y ofrece una faceta distinta de la vida monacal.

Patricia Pernas

Santiago de Compostela, 4 dic.- Ricos dulces de elaboración artesanal, mermeladas, tartas, licores y chocolates producidos por nueve congregaciones religiosas de España hacen las delicias de los visitantes terrenales que acuden a una feria que arranca en Galicia y ofrece una faceta distinta de la vida monacal.

Cuando el paladar saborea las delicias divinas y celestiales elaboradas por las monjas de convento, de prescripción casi obligatoria para estas épocas navideñas, quien los degusta piensa que toca el cielo o que ha llegado al Edén.

La Feria de Dulces de Conventos, que acoge la ciudad de Santiago desde hoy y hasta el próximo lunes, aterriza en la capital gallega representando a casi todas las comunidades de España con un doble objetivo, explica su coordinador, Agustín Meneses, en una conversación con Efe.

Turrones de Salvatierra, mazapanes de Puente de la Reina (Navarra), yemas, polvorones, roscones de vino, mazapán de Soto Segura (La Rioja), panallets, alfajores, dulces de leche, carolinas... Todo tiene cabida.

Las monjas se afanan así en satisfacer una demanda que crece cada año, y más en estas fechas -que representan el sesenta por ciento del total de ventas-, con las que, a cambio de 'endulzar' la Navidad, se ayuda al mantenimiento de monasterios y conventos con siglos de antigüedad salpicados por toda la geografía española.

Así, apuestan por rescatar las antiguas recetas conventuales y entrar en la llamada mercadotecnia, para ayudar al sustento de la comunidad compartiendo la espiritualidad, la humildad y la timidez con la sabiduría.

Meneses afirma que las religiosas también han sufrido el varapalo de la crisis económica, por lo que utilizan este dinero extra para sufragar sus necesidades más perentorias, desde pagar la calefacción a arreglar las goteras que aparecen año a año en los tejados.

Carmelitas, clarisas, cistercienses, franciscanas, calatravas, bernardas o las comendadoras de Santiago ponen a la venta todo tipo de dulces típicos navideños, además de licores terapéuticos, vino, quesos, sobaos, rosquillas, trufas o azúcar.

Durante cuatro días, el olor a repostería, canela, esencias, azúcar y harina inundará el recinto de San Martín Pinario, donde está instalada la feria, que este año cuenta con 170 referencias de 22 monasterios distintos, con productos elaborados prácticamente "al instante".

Estos "dulces pasos", que marcan una ruta por la historia y por la gastronomía de estos conventos, apuestan por el "slow food" frente al "fast food", un elogio a lo que se entiende por cocinar despacito, a fuego lento.

El éxito de este evento es "arrollador", tal y como indica su coordinador, quien desvela que muchos de los visitantes buscan sabores olvidados y otros llegan con apetencias casi de gourmets, tratando de encontrar la tan preciada innovación.

La próxima parada de esta cita, que recorre ciudades como Madrid, Sevilla, Málaga, Alicante, Valencia, San Sebastián, Santander y Palencia, será Almería, donde continuarán con la exposición de una relación de productos "inacabable", apunta Meneses, y menciona la oferta para las personas con enfermedades como la diabetes o la celíaca.

"Son productos de muy alta calidad, elaborados a mano con ingredientes de primera calidad, hechos con una mano especial que les confiere ese sabor inigualable", subraya.

El amor y la sencillez son algunos de los secretos de los dulces, rosquillas, magdalenas, bocaditos, galletas de café o de los pastelitos de almendra y piña, manjares que salen del horno para ir directamente a la mesa, en una fechas en las que los sentimientos están "a flor" de piel.

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