Berlín es una ciudad hecha de retales, de una historia cruel y dura, unas veces, y de un pasado refinado y brillante, otras. Al otro lado del Check Point Charlie el pasado siempre fue oscuro, frío y gris. Tras la caída del muro, Berlín ha resurgido como un laboratorio de ideas donde la inspiración y la creatividad de los mejores arquitectos del mundo, han reconvertido edificios históricos en iconos de modernidad. Una ciudad que absorbe las nuevas tendencias que han reconvertido barrios decadentes en realidades artísticas de vanguardia, una ciudad que transforma constantemente su ritmo y espíritu.
Unida de nuevo, Berlín supo reinterpretarse como la ciudad más dinámica de Europa, siendo capaz de mantener las huellas indelebles de un pasado que permanece como decorado en una ciudad moderna y vibrante como el complejo Hackesche Hofe, en el barrio de Mitte; de apartamentos Art Nouveau, amplios patios, tiendas interesantes y agradables terrazas y cafés.
El Reichstag es de nuevo cabeza del poder de Europa. Ubicado a la orilla del río Spree, se inunda de la luz que transpira la fabulosa cúpula de cristal y el eje difusor que diseñó Foster. Tradición y poder desde la vanguardia del diseño. Evite colas reservando una mesa en el restaurante Dachgarten para acceder fácilmente. Desde la amplitud y sencillez desnuda de Alexander platz, al diseño modernista del nuevo complejo arquitectónico de la Postdamer platz, con el edificio Sony y su gran cubierta.
La puerta de Brandeburgo se abre por un lado al color verde de Tiergarten y por otro, al bulevar de los tilos que lleva hasta los espectaculares museos de la isla, Museumsinsel. Recorrer el paseo de colores lapislázuli y dorado protegido por toros y leones que daban acceso a través de la Puerta de Isthar al templo de Babilonia, o subir los peldaños del Altar de Pergamo. Admirar el techo original de la torre de la Alhambra o mirar a los ojos a Nefertiti, la reina más bella de la antigüedad. ¡Un museo espectacular!
El conjunto del Koncerthaus es uno de los enclaves y plazas más bonitas de la ciudad, con las iglesias francesa y alemana, las cúpulas de sus torres prácticamente gemelas y el antiguo teatro nacional, reconvertido en sala de conciertos. Para saber todo sobre la ciudad, Berlin Story, la única librería del mundo monotemática, con más de 4.000 títulos sobre Berlín. Una curiosidad: El Radisson blue Hotel contiene un acuario gigante donde se puede practicar submarinismo.
Los horrores de la guerra permanecen en la iglesia Kaiser Wilhelm Memorial, cuya torre, se mantiene en ruinas para no olvidar. El museo Judío y el memorial. Dos mil setecientos bloques de hormigón recuerdan el holocausto. Checkpoint Charlie, imagina la hostilidad de la guerra fría, las penalidades y aventuras de los berlineses del Este por escapar del sórdido y oscuro Berlín comunista.
Ka De We, los grandes almacenes de Berlín. En la última planta hay un puñado de locales apetecibles para comer. Un originalMercado Goumet, al estilo de los que se han abierto en Madrid, pero para alemanes, no se ve mucho turista. Buena comida. Si tiene sitio libre en su mesa, se comparte. Unas jarras de cervezas de medio litro, en el café am Neuen, en Tiergarten.
Metzer Eck, un pequeño bar con una terraza muy agradable y donde comer un codillo con patatas, puré de guisantes y col insuperable. Bandol Sur Mer, una pequeña casa de comidas de estilo francés, pocas mesas, paredes de pizarra con los menús y buena comida.
Para dormir el Westin Grand Hotel, un lugar lleno de historias y anécdotas
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