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El despacho del businessman moderno: oficinas con el sello del lujo

Estas oficinas respiran diseño o tradición, y otras, simplemente, buscan un entorno diferente de trabajo. Pero sobre todo, si algo refleja estos cuatro momentos, es el sello personal de quien lo habita y lo trabaja.

Despacho de Edouard Camignac, gestor de fondos, con oficina instalada en París. | Foto: Getty Images.
 

El look del dinero

La combinación del estilo imperial francés, paredes blancas con toques dorados, con el mobiliario funcional de tendencia nórdica, resume en dos sintagmas combinados qué se cuece en el despacho de Edouard Camignac. Se dedica a la gestión de fondos y a la banca de inversiónEs un despacho para recibir clientes. Y que dice de forma inequívoca: aquí hay dinero; y aquí el dinero se administra bien. Yo le garantizo, con mi riqueza y mi orden, que si me lo confía, su dinero aquí crecerá. Hay lujo llevado a extremos rococó, tan franceses. Esto es París. Pero, pónganse ustedes cómodos, el lujo es producto dela buena y correcta administración de los fondos. El mobiliario es racionalista, funcional. Aquí no tiramos ni un céntimo. 

Christian Loubutin en su despacho. Foto: Thierry Bouet / Getty Images.
 

Homenaje al caos

El caos es la nota predominante en el despacho de Christian Louboutin. Y no para recibir visitas. Preside un enorme tablón de corcho donde ir clavando fotos, curiosamente, solo una con la imagen de unos zapatos de mujer que le han dado fama mundial en el reino de la alta costura, subsector adorado de pies y calzado. Cualquiera que entre en este despacho tratará de no tropezar con la maleta dejada en el suelo, con el amasijo de cables que cuelgan de su mesa… Si tiene que buscar alguna cosa, no lo va a conseguir. Solo el rey del caos, el propio Louboutin, sabe dónde está cada cosa. 

Thierry Erhmann, el gurú de la tecnología del siglo XXI, en su oficina multidisciplinar.
 

El núcleo del arte

Thierry Erhmann vive inmerso en la tecnología. El círculo vive inmerso en la tecnología. El círculo cerrado en donde se ha instalado su despacho es un universo multipantalla desde el que dirige una empresa que cotiza en bolsa, pero que tiene al norte de Lyon un museo al aire libre, y de entrada también libre, que se denomina ‘La demeure du chaos’, una colección inmensa de escultura, con piezas alojadas en edificios del siglo XVII. En la web de Art Price está todo el arte. Cien personas trabajan para que todo está correctamente catalogado, desde los clásicos hasta los modernos. La pasión por el arte y la pasión por el caos, simultáneas, no excluyentes, quedan reflejadas con exactitud en un lugar de trabajo de alguien que dice ser el hijo del universo de Internet. En su web se encuentra el precio de 30 millones de obras hechas por casi 600.000 artistas e información sobre subastas. Erhmann controla ese mundo desde el centro de un círculo. 

El 'restaurateur' Alain Passard en su despacho, más parecido a una galería de arte, donde realiza el trabajo  que no implica manchas ni olores culinarios.
 

La otra despensa

No hay nada tecnológico en el despacho del chef Alain Passard, cuya mesa es muy baja, y no tiene ordenador. La comida está representada de forma estilizada: una reluciente jarra de plata y pulcras litografías con las hortalizas y flores que Passard ha llevado a su cumbre gastronómica. Nada más lejano de este despacho que la cocina: con su ajetreo, sus vapores, sus olores. Passard distingue entre lo que hace aquí (apenas firmar documentos y facturas) y lo que hace cuando trabaja en su arte. Él se define como un asador al que le gusta escuchar cómo se cuece la carne, y como un amante del huerto propio, del que saca lo que luego manipulará para llevar a un plato en el que dispone la comida de forma tan bella como un cuadro. 

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