El ferrocarril hacia el oeste, la historia de una gesta hecha exposición

  • La biblioteca The Huntington conmemora los 150 años de la legislación que permitió unir el este y el oeste de Estados Unidos por tren con una exposición que reivindica al ferrocarril como el motor que impulsó del desarrollo del país hasta convertirse en potencia mundial.

Fernando Mexía

Los Ángeles (EE.UU.), 21 abr.- La biblioteca The Huntington conmemora los 150 años de la legislación que permitió unir el este y el oeste de Estados Unidos por tren con una exposición que reivindica al ferrocarril como el motor que impulsó del desarrollo del país hasta convertirse en potencia mundial.

La muestra "Visions of Empire: The Quest for a Railroad Across America, 1840-1880" fue inaugurada hoy y permanecerá abierta hasta el 23 de julio en la galería MaryLou y George Boone, situadas en el entorno del jardín botánico del complejo The Huntington en la ciudad de San Marino, en el condado de Los Ángeles.

Alrededor de 200 objetos, un 95 por ciento provenientes de los fondos de la biblioteca, ilustran de forma cronológica las etapas que llevaron a la realización de una de las mayores gestas técnicas y humanas ocurridas en EEUU.

"Diferentes historiadores dijeron que esto fue el viaje a la Luna de Estados Unidos del siglo XIX pero creo que la construcción del Canal de Panamá es lo más próximo (comparativamente)", explicó a Efe el responsable de la exposición, Peter Blodgett.

La construcción de una línea de ferrocarril transcontinental empezó a tomar forma en la década de 1840 con visionarios como el comerciante neoyorquino Asa Whitney quien llegó a escribir al Congreso una petición para llevar el tren desde el lago Michigan hasta la costa del Pacífico, en plena fiebre del oro.

Whitney pensaba que el ferrocarril haría que Norteamérica fuera el centro del mundo al conectar ambas costas y tender un puente entre Asia y Europa, algo que tendría como consecuencia elevar a la entonces pequeña nación a la categoría de imperio.

"Imaginaron que crearíamos un imperio similar a lo que España había hecho tres siglos antes, o Inglaterra o Francia y sería global, con comercio y posiblemente colonias. Pero no es como finalmente pasó", señaló Blodgett.

De hecho, la primera vía de tren que unió Atlántico y Pacífico se construyó en Panamá, 60 kilómetros de trazado estrenados en 1855 tras 5 años de trabajo. Una obra pagada por inversores de EE.UU. deseosos de ahorrar tiempo para viajar desde Nueva York a California.

En EE.UU., mientras tanto, los estados del sur y los del norte no se ponían de acuerdo sobre desde dónde debía partir el ferrocarril transcontinental, una disputa que quedó superada por el inicio de la Guerra Civil en 1861.

Al año siguiente, el 1 de julio de 1862, Abraham Lincoln, en la parte unionista del norte, firmaba el Pacific Railroad Act, que convertía en un asunto de Estado llevar el tren hasta California, para lo que se autorizaron unos bonos públicos de 48.000 dólares por milla construida.

El proyecto no arrancaría definitivamente hasta la conclusión del conflicto armado en 1865. A partir de entonces las compañías Union Pacific en el este, a las orillas del río Missouri, y Central Pacific en el oeste, desde California, se pondrían manos a la obra.

Los esfuerzos llegarían a término en mayo de 1869 en Utah después de instalarse más de 1.700 millas de vías (2.730 kilómetros) para lo que hicieron falta decenas de miles de obreros equipados con apenas unas mazas y unas palas.

Aquellos empleados, muchos de ellos emigrantes chinos o irlandeses, recibían unas pagas entre 30 y 35 dólares mensuales y sufrieron multitud de calamidades, desde avalanchas, derrumbamientos de túneles y la recurrente hostilidad de los indios nativos que veían cómo el hombre blanco y su "caballo de hierro" les arrebataba sus tierras.

Al amparo de la construcción del ferrocarril se desarrolló también la red de telégrafos y se empleó una de las primeras tecnologías estereoscópicas que permitían ver imágenes en 3D, algo que se puede experimentar en la exposición.

La biblioteca The Huntington está considerada una las mayores colecciones independientes de EE.UU., compuesta por alrededor de 9 millones de objetos.

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